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Frutos rojos en tiempos de cielos grises

El acebo es solo el más célebre de los miembros del club de las bayas rojas. Pero no el único. Son numerosos los arbustos y arbolitos que regalan el más vibrante de los colores en los días más fríos. Del tamaño de las cerezas o en apretados racimos de minúsculos frutos, muchos de estos protagonistas del invierno suelen también hacer gala de un atractivo follaje otoñal y una magnífica floración en primavera.

El Malus ‘Everest’ es un manzano ornamental que luce entre octubre y febrero preciosas manzanitas rojas incluso sobre las ramas desnudas. Abajo, las bayas rojas de la Gaultheria procumbens. Copyright: Mille d’Orazio

Si buscas color en invierno allí están las bayas. En este caso, rojas. Son muchas las especies y cultivares que ofrecen frutos de este tono encendido en los meses más fríos y desnudos del año. La más conocida es el acebo (ver ficha), pero, desde luego, no la única. Hay manzanos híbridos como el ‘Everest’, que brinda perfectas manzanas en miniatura, además de una explosiva floración blanca en primavera. Y hay géneros, como Cotoneaster, en el que la mayoría de las especies lucen ramilletes de frutitos escarlatas entre hojas verde oscuro.

Estos arbustos pueden utilizarse como ejemplares aislados, en macizos, y algunos incluso en setos o en tiestos en terrazas y patios.
También ofrecen bayas rojas muchos hipéricos (género Hypericum), cuya deslumbrante floración amarilla del verano deja largas varas que se ramifican en el extremo y sostienen un puñado de frutitas aovadas en contraste con el verde ácido de las hojas (las verás como flor cortada por Navidad).

Alargadas son también las bayas del Berberis thunbergii atropurpureum y sus numerosos cultivares, ideales para formar setos; el Berberis thompsoniana, y el Berberis koreana ‘Red Tears’ (lágrimas rojas), este último de hojas redondeadas y grandes.

Belleza en otoño e invierno

Si en la mayoría de los viburnos las bayas viran del carmín al negro, las del Viburnum sargentii y el Viburnum opulus, o bola de nieve, se mantienen rojas casi todo el invierno; pero, además, ambos lucen hojas caducas parecidas a las de la vid, que se tornan de un atractivo color burdeos en otoño.

Otro arbusto de espectacular follaje otoñal es la Photinia villosa, que exhibe sus pequeñas bayas rojas entre el amarillo y el escarlata de las hojas. Entre los evónimos, varios ofrecen bayas rojas y un espectacular follaje otoñal, pero en especial los cultivares Euonymus europaeus ‘Red Cap’ (gorra roja) y ‘Red Cascade’ (cascada roja, de frutos más grandes), que producen una copiosa y atractiva fructificación: cápsulas globosas colgantes, con cuatro lóbulos redondeados de color magenta que se abren al madurar dejando ver arilos de un brillante tono rojo (tóxicos).

Los grandes escaramujos de color rojo oscuro sobre las ramas desnudas de la Rosa glauca forman parte también del espectáculo de las bayas de invierno. Al igual que los rojo anaranjados de la Rosa canina, que comienzan a aparecer en verano, y se usan, además, en tés y mermeladas.

Entre las especies que producen ramilletes de bayas más pequeñas destacan la atractiva Skimmia japonica, que año a año gana popularidad como planta navideña (ver ficha).

Cómo se usan

Estos arbustos se pueden utilizar como ejemplares aislados, en macizos y algunos incluso en setos en el jardín. No faltan las rastreras de frutos rojos, como la Gaultheria procumbens (ver columna de la derecha) y algunos Cotoneaster, como el Cotoneaster dammeri y el Cotoneaster horizontalis. Varios se adaptan a la vida en contenedor (pide asesoramiento en tu centro de jardinería).

Además de la belleza que aportan a los jardines, la mayoría de estas especies productoras de bayas cumplen una importante función biológica: dan alimento a los pájaros, que a cambio se convierten en sus principales agentes de propagación.

MALUS ‘EVEREST’

Esta variedad de manzano ornamental luce de octubre a febrero preciosas manzanitas rojas incluso sobre las ramas desnudas. El color de los frutos puede variar entre el rojo oscuro, más claro con trazos amarillos, o con matices anaranjados. En abril se llena de abundantes botones rosados que se abren espectacularmente en forma de flores blancas; se comporta como un excelente polinizador. Se suele usar también en bonsáis.

• PORTE Y TAMAÑO: Este arbolito suele crecer entre cuatro y siete metros de altura; la silueta desarrolla una forma cónica. Las hojas son caducas, verdes y aovadas. Es ideal en alineaciones o en solitario en pequeños jardines. Crece rápidamente.

• SUSTRATO: Acepta cualquier tipo de suelo, pero prefiere que sea fértil y fresco. Exige buen drenaje y una humedad moderada.

• SITUACIÓN: Necesita un lugar a pleno sol y es muy rústico, es decir, capaz de soportar el frío intenso.

• MANTENIMIENTO: Podar la madera seca y poco más. Es resistente a las plagas.

• ESPECIES PARECIDAS: Malus x zumi ‘Professor Sprenger’, que produce una verdadera lluvia de diminutas manzanas rojas, y Malus x moerlandsii ‘Profusion’, que se caracteriza, además, por producir en primavera preciosas flores rosa púrpura. 

Ver más información sobre manzanos ornamentales en su ficha

NANDINA DOMESTICA

También llamada bambú sagrado, la Nandina domestica es un arbusto de finas ramas y aspecto ligero, que en pleno invierno luce racimos de minúsculas bayas redondas (tóxicas) entre sus hojas perennes. Cuando es nuevo, el follaje luce tonos rojizos; en otoño se vuelve de color rosa púrpura especialmente si está a pleno sol. En algunos climas se comporta como caducifolia. Da panículas de flores blancas estrelladas en verano y otoño. Los frutos persisten en la planta hasta la primavera.

• PORTE Y TAMAÑO: Alcanza entre 1,5 y 2 metros de altura. Es un arbusto esbelto, pero de copa horizontal o globosa, que por sus hojas lanceoladas recuerda a algunos bambúes. Es ideal en los jardines como ejemplar aislado, en macizos o formando setos libres. Crece lentamente.

• SUSTRATO: Prefiere los suelos fértiles (mejor si son ácidos) y bien drenados, pero moderadamente húmedos. En verano no se puede descuidar el riego.

• SITUACIÓN: Le gusta el sol, pero en zonas muy calurosas necesitará un emplazamiento en la sombra. Soporta temperaturas de -10 grados y resiste las heladas y la sequedad. Se da especialmente bien en maceta, de modo que puede cultivarse en una terraza.

• MANTENIMIENTO: En caso de que el ejemplar esté muy agotado, conviene podarlo al ras una vez pasadas las heladas de primavera. Es muy resistente a las plagas.

• VARIEDADES: Producen una fructificación abundante los cultivares ‘Richmond’ y ‘Umpqua Chief’, entre otros. Pero son numerosas las variedades de Nandina domestica que no dan bayas y se cultivan solo por su follaje, entre ellas algunas enanas.

COTONEASTER LACTEUS

Este arbusto destaca dentro del género Cotoneaster, que pertenece a la familia de las Rosáceas, por sus atractivos ramilletes de bayas de color coral en contraste con el verde oscuro de su lustroso follaje perenne. Las hojas, de nervaduras muy marcadas y envés pubescente, son elípticas y acuminadas. Exhibe un tronco grisáceo y ramas rojizas, curvadas y ligeras. En primavera emite corimbos de pequeñas flores blancas melíferas, que atraen a las abejas.

• PORTE Y TAMAÑO: Alcanza entre dos y tres metros y es de porte redondeado. Se usa mucho como seto. Crece rápidamente.

• SUSTRATO: Normal y drenado, aunque también soporta los suelos pedregosos y secos, lo que lo hace apto para la xerojardinería.

• SITUACIÓN: Necesita sol o en todo caso semisombra. Se adapta a todos los climas, incluso a los más extremos: es muy resistente, capaz de tolerar hasta -20 grados y la sequedad ambiental. Hay especies incluso más rústicas, como el Cotoneaster acutifolius, que llega a resistir -40 grados y los vientos fuertes.

• MANTENIMIENTO: Solo si hiciera falta, poda de formación al final del invierno, y tallado si se usa en setos.

• ESPECIES PARECIDAS: Cotoneaster ‘Cornrubia’, arbolito de vigoroso crecimiento (alcanza los seis metros) y abundante fructificación; muy útil como pantalla. Existen también cotoneaster rastreros, como el Cotoneaster dammeri, que solo levanta 30-60 centímetros y del que existen numerosos cultivares (uno de ellos es el Cotoneaster x suecicus ‘Coral Beauty’).

Es ideal para jardines secos, al igual que el Cotoneaster horizontalis y sus cultivares, que es también rastrero, pero a diferencia de la mayoría de los miembros del género presenta flores, y por tanto frutos, axilares; se trata de un arbusto muy ramificado, de corteza grisácea lisa y brillante, y un follaje que se vuelve rojizo y anaranjado en otoño; los verás tapizando taludes, que ayudan a fijar.

Información relacionada:

Bayas de otoño, Verde es Vida nº53, página 24 (ver en la web)

Ficha del Acebo, Verde es Vida nº59, página 36 (ver en la web)

• Ficha de la Skimmia japonica, Verde es Vida nº62, página 36 (ver en la web)

 

  • Gaultheria procumbens
    Gaultheria procumbens

    Destaca entre las plantas rastreras o tapizantes por sus drupas de color rojo vivo. Es una especie dioica, de modo que los frutos solo aparecen en los pies femeninos. Se trata de una perennifolia de brillantes y aromáticas hojas de tono verde oscuro en el haz y más claro en el envés, que enrojecen en invierno. Los tallos son rojizos. Suele tratarse como planta de temporada.

    • Porte y tamaño: Es un pequeño arbusto de denso follaje, que alcanza entre 15 y 50 centímetros de altura. Crece lentamente.

    • Sustrato: Se trata de una ericácea, de modo que necesita sustrato ácido (aunque tolera el neutro), rico y bien drenado. Es importante que suelo permanezca moderadamente húmedo.

    • Situación: Prefiere una situación en sombra, o acaso en semisombra, por lo que se puede cultivar dentro de casa. Es bastante rústica y va bien con las coníferas.

    • Mantenimiento: Ninguno. En todo caso, vigilar el efecto que produce la sequedad de la calefacción si se cultiva en interiores.

    • Especies parecidas: Pernettya (o Gaultheria) mucronata, que produce bayas de un satinado tono rosado.

Reportaje completo nº 62 >> página 28