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Sansevierias: espadas en alto

Por algo se las llama espada de San Jorge: sus largas hojas rígidas y planas, o cilíndricas a modo de jabalinas, se elevan desafiantes y nada parece ser capaz de hacerles mella. Tan decorativas como resistentes, las sansevierias son imbatibles.

Colección de sansevierias: S. trifasciata de márgenes amarillos; S. cylindrica, y pequeñas ‘Hahnii Golden’ (en la mesa). Copyright: Oficina Holandesa de Flores

Las hay de porte erecto, con hojas lanceoladas y curvadas de color verde oscuro con vetas horizontales más claras y, por lo general, márgenes amarillos: son las Sansevieria trifasciata, popularmente conocidas como espada de San Jorge o rabo de tigre. Las hay en forma de rosetas de apenas 15-20 centímetros de altura: son las Sansevieria trifasciata ‘Hahnii’, de hojas color verde oscuro con un leve veteado verde claro o blanco, y con márgenes dorados en la versión ‘Golden’. Las hay de hojas cilíndricas, a modo de pequeñas jabalinas que surgen en abanico o manojo, de color verde agrisado y con estrías longitudinales: son las Sansevieria cylindrica, nativas de Kenia que pueden alcanzar un metro de altura, cuya presencia es cada vez más habitual en los centros de jardinería. Y así hasta 130 especies, algunas incluso arborescentes como la Sansevieria metallica, que supera los 1,5 metros.

Las sansevierias tienen un gran potencial decorativo, al que se suma su escasa demanda de mantenimiento. Resultan especialmente atractivas en los maceteros más actuales, tanto dentro como fuera de casa, en porches y terrazas.
Las sansevierias son herbáceas perennes rizomatosas de follaje persistente. Las hojas son carnosas y coriáceas, de un atractivo color verde con manchas transversales en un tono más claro o blanco (rojizo en algunas especies), y acabadas en punta. En primavera o verano emiten largas varas en las que surgen pequeñas flores perfumadas.

Estas plantas tienen en común un gran potencial decorativo, al que se suma su escasa demanda de mantenimiento. Resultan especialmente atractivas en los maceteros más actuales, tanto dentro como fuera de casa, en porches y terrazas. Eso sí, reclaman exclusividad: por lo general no admiten la presencia de otras plantas en su tiesto.

CÓMO (DES)CUIDAR LAS SANSEVIERiAS

Pocas plantas precisan tan contados cuidados como las sansevierias, todo un plus para gente con poco tiempo o largas ausencias, o para disfrutar de la presencia de vida verde en oficinas y lugares de trabajo. A cambio, estas plantas incluso contribuyen a purificar el ambiente de sustancias nocivas.

• Un lugar luminoso: La sansevieria necesita mucha luz, aunque fuera del sol directo, para lucir colores más vivos. Si se planta en un jardín o se cultiva en un tiesto del patio o la terraza, mejor colocarla en semisombra.

• Frío no, calor y sequedad sí: Son nativas del oriente de África y las zonas más cálidas de Asia, por lo tanto prefieren las temperaturas altas (USDA 11) y los ambientes secos. Si el termómetro baja de 5º empiezan a sufrir.

• El riego, escaso: La naturaleza carnosa y coriácea de las hojas de las sansevierias previene la pérdida de agua, por ello estas plantas no necesitan mucho riego. Solo se les debe dar agua cuando el sustrato esté seco, y siempre sin excederse en la cantidad. Un sustrato mojado puede propiciar la podredumbre del rizoma y la base de las hojas. En invierno es mejor no regarlas o, a lo sumo, una o dos veces a lo largo de la estación.

• El abono, escaso: En el período de mayor actividad vegetativa se les puede dar cada tres semanas un fertilizante para plantas verdes diluido en el agua de riego. Conviene aplicar la mitad de la dosis.

• Pocas amenazas: No son muy sensibles a las plagas, excepto a los hongos de pudrición. La cochinilla algodonosa puede aparecer en la base de las hojas: hay que prestar atención y hacer revisiones periódicas.

Información relacionada:

• Plantas purificadoras: aire limpio dentro de casa, Verde es Vida nº 61, página 34 (ver).

  • Sumamente decorativas
    Sumamente decorativas

    Un par de Sansevieria trifasciata en unos portamacetas gemelos. El diseño natural de las hojas de estas plantas casa a la perfección con las líneas puras de los objetos de este espacio.

  • Trasplante y multiplicación
    Trasplante y multiplicación

    Cuanto más apretadas, mejor viven las sansevierias; parecen desconcertarse cuando se encuentran con mucho espacio disponible. Sin embargo llega un momento en que ya no caben en la maceta y hay que trasplantarlas. Es la oportunidad de separar las rosetas o dividir el rizoma para multiplicar los ejemplares (en la foto). Los meses ideales para hacerlo son al comienzo de la primavera (marzo y abril).
    • Si la decisión es no dividirla, el nuevo tiesto solo habrá de ser un poco mayor que el anterior. Es clave que el nuevo sustrato drene bien. Lo ideal es una mezcla de arena con turba y tierra de castaño. Se le debe asegurar un buen drenaje con una capa de guijarros o arcilla expandida en el fondo del recipiente.
    • Si se separan hijuelos para obtener nuevos ejemplares, la mejor manera de asegurarse de que arraigarán es dejarlos en agua unas semanas hasta que emitan raíces.
    Foto: María Losseau

Reportaje completo nº 67 >> página 34