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¡Esto es florecer!

Una explosión de flores. Extraordinaria, intensa... y breve. Pero solo por esas pocas semanas de espectáculo natural vale la pena tener en el jardín un rosal de Banks, una glicinia, un tamarindo... Primavera en estado puro, tanto que solo hay flores; las hojas apenas se dejan ver o aparecen más tarde. Después del letargo invernal, estallan las prisas por renacer.

A finales de marzo, la floración rosada de los tamarindos de primavera estalla en los jardines de Azca, Madrid. Abajo, un rosal de Banks rebosante de flores dobles de color mantequilla. Copyright: Mille d’Orazio

En floraciones primaverales explosivas, las caducifolias se llevan la palma: trepadoras como las glicinias, arbustos como la celinda, las espíreas, el lilo y los propios rosales, árboles como los prunos, magnolios y aromos... componen el imaginario de la primavera más florífera. Pero no faltan las perennifolias que se cubren literalmente de flores: el rosal de Banks, las camelias, jaras y rododendros... Son floraciones copiosas, de unas pocas semanas, una bienvenida al buen tiempo que la Naturaleza expresa con toda la intensidad contenida durante los largos meses de reposo invernal.

Esta celebración de la vida se expresa en las ramas del año anterior: detalle importantísimo a la hora de practicar la poda. Debe hacerse justo al acabar la floración, caso contrario se compromete la del año siguiente.

Son floraciones intensas, de unas pocas semanas, que se producen en las ramas formadas el año anterior, detalle muy importante a la hora de podar estas especies: nunca a finales del invierno.
Las más explosivas

Entre las caducifolias que estallan en flores entre marzo y abril destacan, además de las ya mencionadas, el Amelanchier canadensis y A. laevis, de flores blancas y atractivo follaje otoñal. Las flores rojas del membrillero de flor (Chaenomeles superba y sus cultivares y C. speciosa), que asoman cuando el frío aun no se ha retirado de los jardines. Las retamas (Cytisus), cuyas ramas siempreverdes se llenan de flores amarillas, rojas o rosadas, y siguen floreciendo hasta el otoño. Las tan rústicas como bellas deutzias, también llamadas celindas de espiga, que parecen arbustos nevados en blanco, rosa o púrpura. Y la Kolkwitzia amabilis (ficha en página 38).

Entre las de follaje perenne, la Camellia japonica es de las más tempraneras: a partir de febrero ya luce sus elegantes flores. Es también precoz la floración amarilla del Jasminum mesnyi, como la que explota en varios agracejos de follaje persistente al llegar la primavera: el Berberis darwinii y el B. linearifolia ‘Orange King’, por ejemplo. Las mediterráneas jaras (Cistus), sufridas y rústicas, se llenan de aromáticas flores blancas o rosadas, y el torvisco de los Pirineos (Daphne cneorum), de perfumadas flores de tono rosa profundo. Otro resistente a la sequía, el viento e incluso al ambiente marino, el Leptospermum scoparium, da flores rosadas con el centro púrpura. Y la lista continúa... 

 

TAMARINDO DE PRIMAVERA

Lo que hace verdaderamente extraordinaria la floración del Tamarix parviflora es el efecto de largas plumas rosadas suspendidas desde lo alto de sus copas.

 • Porte y tamaño: Estos arbustos o pequeños árboles de 4-5 metros de altura y follaje caduco presentan un ramaje fino y péndulo que hace muy grácil su imagen. Son de crecimiento moderado y desarrollan profundas raíces. Conviene plantarlos en primavera u otoño.

• Flores: Son pequeñísimas, tetrámeras (cuatro pétalos) y forman abigarradas inflorescencias colgantes en las ramas del año anterior. Aparecen de marzo a junio, según la zona, y persisten varias semanas. Las hojas son pequeñísimas y sésiles, de color verde brillante.

• Exigencias: Se trata de una especie de origen mediterráneo (Grecia, Creta, Turquía), aunque capaz de soportar fríos intensos (USDA 5-8). Tolera el viento y el ambiente marino, incluso las salpicaduras del oleaje en la costa. Solo exige sol o semisombra y un suelo medio y con buen drenaje; no obstante, vive bien en suelos pobres, arenosos e incluso salinos. Soporta la sequía y precisa riego escaso. El exceso de agua y abono le resultan perjudiciales.

• Mantenimiento: Si hiciera falta, podar las ramas dejándolas en la mitad, inmediatamente después de la floración, cada dos o tres años.

• Otras especies: El Tamarix tetrandra aparece muchas veces como sinónimo del T. parviflora, aunque se trata de una especie distinta, de tronco más oscuro y menor desarrollo (tres metros de altura). La mayoría de los tamarindos florecen en verano y tienen flores pentámeras.

Cuenta con el Award of Garden Merit de la Royal Horticultural Society por sus cualidades jardineras.

GLICINIA

Antes de que surjan las hojas, la Wisteria sinensis emite copiosos racimos colgantes de flores moradas o blancas.

• Porte y tamaño: Este vigoroso arbusto trepador de rápido crecimiento se extiende fácilmente hasta alcanzar entre 10 y 25 metros. Necesita un soporte donde apoyarse y sujetarse mediante sus tallos volubles.

• Flores: Surgen en marzo o abril. Son perfumadas, de un tono que va del blanco al violeta pasando por todos los matices intermedios; se agrupan en racimos de 15 a 30 centímetros (en la W. floribunda alcanzan los 40 centímetros). Algunas variedades reflorecen en verano, aunque menos abundantemente. Las hojas son caducas.

• Exigencias: Vive bien en un suelo profundo, rico y fresco, pero con buen drenaje. Para florecer copiosamente debe estar situada al sol, aunque resguardada del viento. Soporta hasta -12º.

• Mantenimiento: La poda de la glicinia es todo un arte. La de floración se practica en febrero en zonas de heladas. Consulta cómo hacerlo en Verde es Vida nº50, página 55.

CEREZO DE FLOR

El género Prunus abarca desde el cerezo, el ciruelo y el melocotonero hasta especies solo ornamentales, como los cultivares del P. serrulata, de espléndida floración rosada, o el P. yedoensis, blanca, entre muchos otros.

• Porte y tamaño: Los Prunus serrulata son árboles pequeños, de 4-5 metros de altura, aunque algunos cultivares alcanzan los 12. La mayoría son de porte erecto, aunque también los hay péndulos (‘Kiku-Shidare’) y columnares (‘Amanogawa’).

• Flores: Las flores surgen en ramilletes a lo largo de marzo sobre las ramas todavía desnudas y se mantienen hasta abril-mayo. Son en general de color rosado (en todas sus tonalidades) o blancas, de corolas simples, dobles o semidobles. El follaje es caduco y de bonito otoño. El tronco desnudo de algunos de estos cerezos luce un tono marrón rojizo de sedoso aspecto.

• Exigencias: Suelo normal, incluso pobre, neutro o alcalino, y con buen drenaje. Mucho sol y riego normal. Soporta la contaminación y las heladas (-15º), pero no el ambiente marino.

• Mantenimiento: No deben podarse, si acaso solamente para eliminar las ramas secas.

• Cultivares: ‘Kanzan’, el más popular, de hojas nuevas de tono bronce y flores rosadas. ‘Shirotae’, muy bajo, de copa horizontal y flores blancas.

FORSYTHIA

Uno de los arbustos de floración más temprana es la Forsythia x intermedia. Sus copiosas flores amarillas crean un foco de luz en el jardín. Estas plantas de ramaje fino y compacto admiten la poda y se pueden usar también en setos.

• Porte y tamaño: Alcanza entre 1,5 y tres metros de altura. Es de crecimiento rápido y vigoroso. Las ramas son delgadas y arqueadas.

• Flores: Aparecen hacia el final del invierno y comienzos de la primavera, a la vez o antes de que asomen las hojas (según el cultivar), pero la floración dura hasta mayo. Las flores son pequeñas y abundantes, en forma de campanitas de cuatro lóbulos, de color amarillo muy vivo.

• Exigencias: Prefiere un suelo rico, fértil y fresco, neutro o ácido, aunque es tolerante y puede vivir en sustratos incluso pobres o secos, alcalinos y calcáreos. Necesita sol para florecer intensamente; en semisombra o sombra da menos flores. Es una especie rústica (USDA 5). Necesita riego abundante en verano, pero resiste la sequía.

• Mantenimiento: Es propensa al ataque de los hongos del suelo. Podar, si hiciera falta, inmediatamente después de la floración.

• Cultivares: La F. x intermedia ‘Marée d’Or’ puede comportarse como cubresuelos; la ‘Spectabilis’ ofrece una extraordinaria y brillante floración amarilla.

Busca estos reportajes en la hemeroteca de Verde es Vida:

¿Cuándo toca podar los arbustos de flor?, Verde es Vida nº60, págs 52-53

• Espíreas, nieve de primavera, Verde es Vida nº60, págs 30-31

• Rododendros, ¡viva el color!, Verde es Vida nº51, págs 28-31

 

Fichas:

Kolkwitzia amabilis, Verde es Vida nº63, pág. 38

• Celinda (Philadelphus coronarius), Verde es Vida nº63, pág. 40

• Bola de nieve (Viburnum opulus), Verde es Vida nº54, pág 34

• Árbol del amor (Cercis siliquastrum), Verde es Vida nº48, pág. 34

  • Rosal de Banks
    Rosal de Banks

    Todo gran jardín que se precie ha de tener un ‘lady’. Este rosal trepador de pequeñas rosas de color mantequilla o blanco crema, ofrece una de las más bellas floraciones de la primavera. El de la foto cuelga desde tres metros de altura en los jardines de Azca, Madrid.

    • Porte y tamaño: La ‘Rosa banksiae’ crece rápidamente y puede alcanzar los diez metros. Necesita una pérgola, un pilar o un muro donde ser sujetada.

    • Flores: Aparecen en abril o mayo. Son pequeñas, dobles o semidobles; perfumadas en algunas variedades. Surgen en largas ramas flexibles, finas y sin espinas. El follaje es persistente, de color verde oscuro.

    • Exigencias: Vive bien en cualquier tipo de suelo, incluso pobre, calcáreo o ácido, siempre que sea profundo y fresco y drene bien. Para florecer abundantemente debe estar situado al sol. Soporta vivir cerca del mar y no tolera temperaturas menores de -7º (USDA 9). En zonas frías debe plantarse contra una pared orientada al norte. Se adapta bien a los climas secos.

    • Mantenimiento: Es propenso, como tantos rosales, al ataque del oídio (ver Verde es Vida nº 63, páginas 54-55).

    • Más información: Ficha en Verde es Vida nº57, página 40.

Reportaje completo nº 63 >> página 28