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A paso de tortuga

Las tortugas Ninjas son héroes de acción. Pero las de verdad son más bien lentas, como la de Mafalda, que se llama Burocracia, aunque al mismo tiempo vitales, activas y muy longevas. De tierra o de agua, no son difíciles de cuidar, pero requieren algunas atenciones.

La de Florida o de orejas rojas es hoy la tortuga más común como mascota en los hogares españoles. Agradece el contacto humano, pero no puede estar fuera del agua más de media hora. Copyright: Strevo

Sean terrestres o de agua dulce o salada, todas las tortugas tienen en común que su cuerpo está encerrado en una envoltura ósea muy resistente, que las protege: el caparazón. No tienen dientes y su boca forma un pico similar al de las aves. Son reptiles que pertenecen al orden de los quelonios.

La tortuga de Florida, o de orejas rojas, exige una dieta variada y un acuario para tortugas suficientemente grande y confortable para vivir mucho y sana, con un espacio fuera del agua para descansar, secarse y calentarse.
Hoy, la tortuga más común como mascota en los hogares españoles es la Pseudemys scripta elegans, también llamada tortuga de Florida, o de orejas rojas. Es de agua dulce y presenta unos atractivos dibujos coloreados en el caparazón, y manchas rojas a ambos lados de la cabeza. Son ágiles, activas y vitales, dentro de lo que cabe esperar de una tortuga. Las beneficia el contacto con los dueños, pero no deben estar mucho tiempo fuera del agua: media hora es lo suyo. Se trata de un animal delicado, que en casa necesitará un tortugario suficientemente grande para estar confortable (ver texto al final) y con un espacio fuera del agua para descansar, secarse y calentarse. 

Originarias como son de una región tropical y en su condición de reptiles, necesitan calor y luz del sol para sintetizar el calcio y fabricar vitaminas muy necesarias para mantenerse saludables. Una correcta alimentación prevendrá enfermedades, con lo que vivirán más años. Son omnívoras: conviene combinar piensos especiales (los encontrarás en tu centro de jardinería) con piezas de pescado crudo, como los boquerones, mejor sin limpiar para que aprovechen el calcio (clave para su caparazón) de las raspas, espinacas y hortalizas, como zanahorias cocidas, en especial cuando se van haciendo mayores. La gamba gamaro que tanto les gusta no puede convertirse en su alimento fundamental. Cuando son pequeñas comen tres veces al día; luego se pueden espaciar las comidas hasta dos o una vez al día.

Las tortugas de jardín

Las tortugas terrestres necesitan un jardín para moverse a sus anchas; un piso o apartamento no les ofrece contacto con la naturaleza, pero pueden adaptarse a un terrario. En cualquier caso, aparte de espacio para deambular, necesitarán un bebedero plano y sólido (que no pueda volcar), donde probablemente también se refrescará, y un lugar protegido donde cobijarse. En los jardines suele esconderse bajo las hojas secas o entre las plantas.

La tortuga de jardín más común es la de Caja (Cuora amboinensis), de origen malayo, con varias subespecies; es omnívora cuando joven y herbívora en la madurez. La tortuga radiada de Madagascar (Geochelone radiata) destaca por los bellos dibujos geométricos de su caparazón. La tortuga griega o mora (Testudo graeca), la más común en Europa, es especie protegida en muchos países. Estas dos últimas son herbívoras. Las tortugas de jardín suelen ser muy apreciadas y sólo deben adquirirse en establecimientos de confianza.

La dieta de las tortugas debe ser equilibrada: los piensos deben complementarse con frutos y verduras frescos (no todos son aptos: conviene asesorarse). Y hay que tener en cuenta que en un jardín no se privarán de mordisquear algunas plantas.

CÓMO DEBE SER UN ACUARIO PARA TORTUGAS

El tamaño del tortugario deberá ser proporcional a la cantidad de ejemplares que vivan en él, pero, además, equipado con una serie de elementos que les aseguren las condiciones ideales para vivir. Además de agua suficiente para sumergirse por completo, pero que le permita salir a respirar con facilidad, es imprescindible una pequeña playa de suelo firme. También es convenente un pequeño plafón que las provea de luz, calor y rayos UVA (son dos tubos). Un calentador de agua dotado de un termostato sumergible permitirá mantener la temperatura entre los 20 y 25 grados (no más de 28). También hará falta un filtro que elimine los trocitos de comida y las heces que caen al agua, caso contrario será necesario cambiarla cada dos o tres días; muchos filtros oxigenan y remueven el agua a la vez que la purifican. Si se utiliza la del grifo conviene tratarla para eliminar el cloro y otras sustancias. En los centros de jardinería encontrarás todo lo necesario.

  • Tortuga griega o mora
    Tortuga griega o mora

    La tortuga Testudo graeca es la más común en Europa. Es especie protegida en muchos países.
    Foto: Alastair Rae

  • Tortuga radiada de Madagascar
    Tortuga radiada de Madagascar

    La Geochelone radiata es una de las tortugas terrestres más atractivas por los dibujos de su caparazón.
    Foto: Frank Vassen

  • La tortuga de Caja
    La tortuga de Caja

    La tortuga de jardín más común es la de Caja (Cuora amboinensis), de origen malayo, con varias subespecies.
    Foto: Denise Chan

Reportaje completo nº 49 >> página 46