Verde es Vida nº95

46 verdeesvida Pequeños, de pelo suave y ojos brillantes, estos peluches de carne y hueso se han convertido en los últimos años en lamascota ‘exótica’ más popular. Lamayoría no llega a los dos kilos de peso, pero incluso los hay que caben en la palma de lamano . En estas páginas te contamos cómo es convivir con estos conejitos de bolsillo y también cómo alimentarlos bien, un aspecto de lamáxima importancia. Un conejito como animal de compañía HMUAESRCTOOTAS WANDAES UNACONEJITACABEZADE León de pelo blanco y ojos negros que Marta y su hija Celia adoptaron hace cuatro años. “La niña adora los animales y pensamos pri- mero en un perro, pero lo veía imposible por mi trabajo. Me recomendaron un conejito. Empezamos a visitar tiendas de animales y en una de ellas estaba Wanda, que llevaba cuatro meses allí. Cuando se hacen grandes ya no se venden… y al final nos la dieron. Yo tenía cla- ro que queríamos adoptar, nunca comprar”. Wanda pesa entre 1.600 y 1.700 gramos y forma parte de una generación de conejos de pequeño tamaño obtenidos mediante cru- zamientos. Los hay todavía más pequeños, como el Teddy, de orejas muy cortitas, cuyo peso se sitúa en los 800-900 gramos. “Son en general el resultado de cruzar el conejo Holandés Enano —muy reconocible por la franja blanca que cruza el cuerpo a la altura del pecho—, que les da el tamaño, y una raza que les aporta otras características”, explica el veterinario de animales exóticos Carlos Ouro. Por ejemplo, el Belier o Lop Ear, del que heredan las orejas caídas, cuyo peso ori- ginal es de unos tres kilos, o el Blanc de Ho- tot, del que se ha obtenido un conejito enano de pelaje totalmente blanco con ojos negros rodeados de un llamativo círculo de pelo negro, azulado o chocolate. La melena de Wanda proviene al parecer del Jersey Wooly. Más activos por la noche Como los gatos, los conejos son crepuscu- lares. “Wanda duerme de día, por eso lleva bien el tiempo que está sola”, cuenta Marta. “Su jaula siempre está abierta y puede salir o entrar cuando quiere. Aparece sobre las 20.30-20.45, le pongo la comida y cena con nosotras. Luego se sube al sofá y es el rato que jugamos con ella. Ha sido muy cariñosa desde el primer día. Le gustan mucho los pe- luches, les da besitos… Juega entre los coji- nes y mantas, haciendo como que excava...”. Aunque cariñosos y dulces, los conejos también tienen genio. El interior de su jaula es su territorio y puede que rechacen con un mordisco la intención de hacerlos salir por la fuerza. Como los gatos, son celosos —no aceptan buenamente la presencia de otro animal si no es desde un comienzo— y tie- nen su humano favorito, predisposiciones que se liman con contacto y educación. Pero además son muy asustadizos: “Son presas, por lo tanto suelen llevar mal los ruidos y los movimientos bruscos”, explica el veterina- rio. “Mientras más pequeño, más nervioso; la respiración es más rápida y la tasa meta- bólica más alta”, afirma. Por ello es impres- cindible asegurarles un ambiente tranquilo. Pueden pasar gran parte del tiempo en su jaula, pero necesitan al menos tres horas de libertad, siempre en un entorno seguro, donde sus extremidades no corran peligro de quedar atrapadas en algún hueco. Algu- nos, no todos, pueden roer los muebles o los cables, que en ese caso habrá que proteger. Alguna vez, Marta y Celia llevan a Wanda a pasear al parque. “Tiene su arnés y la saca- Fotos: Marta Baltanás

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