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Mayo en la bordura
de la Terraza de las
Estatuas: masas de
espigas moradas
de
Salvia sylvestris
‘Mainacht’ y juegos
de follajes verdes y
grises. Destacan las
decorativas matas de
las alcachoferas y las
plateadas artemisias.
c
Lirios de hojas
variegadas y flores
lilas
(Iris pallida
‘Variegata’) en pri-
mavera. En segundo
plano, peonías herbá-
ceas a punto de flore-
cer, y más atrás, mila-
mores
(Centranthus
ruber)
exhibiendo
sus flores rojas.
¡BIENVENIDO, VERANO!
Durante el verano, las floraciones en la bordura son especialmente
abundantes. Entre el verde imperecedero —un aspecto clave durante
el invierno— de las largas hojas acintadas del
Liriope muscari,
plantado
en primer plano, surgen espigas de flores lilas (foto del centro, a la
derecha), en tanto los acantos
(Acanthus mollis)
lucen entre sus grandes
grandes hojas verde oscuro sus esbeltas varas de flores púrpuras y
blancas. No falta el azul añil de la
Lithodora diffusa
(al centro, izquierda),
ni las inflorescencias amarillas de la
Kniphofia
‘Amsterdam’. Pero el
verano también es tiempo de hemerocallis, como el
H. lilioasphodelus,
de matas muy bajas de hojas lineares y flores amarillo limón, y azucenas
como el
Lilium regale,
blancas con nervaduras rosadas y grandes
estambres amarillos. Masas de margaritas blancas con botón amarillo
(Leucanthemum pallens,
en la foto superior,
y
L. x superbum
‘Alaska’)
o amarillas
(Coreopsis verticillata)
se extienden en varios puntos. Estos
colores se repiten en las flores más grandes y espectaculares del verano
en la bordura: grandes pétalos blancos y un espeso ramo central de
estambres amarillos caracterizan a la
Romneya coulteri,
un arbusto cali-
forniano de follaje coriáceo, pariente de la amapola (sobre estas líneas).
cromáticos del follaje de una mezcla de vi-
vaces a lo largo de un estrecho parterre.
La bordura a la inglesa del Real Botánico
y su selección de plantas lleva la firma de
Richard Bisgrove, diseñador de jardines y
profesor de la Universidad de Reading, en
Inglaterra, experto en restauración y ma-
nejo de jardines históricos y especialista en
la obra de Gertrude Jekyll, la gran paisajis-
ta impulsora de los
borders,
y William Ro-
binson, pionero de la mezcla de herbáceas
perennes en pos de un jardín natural.
Bisgrove escogió unas 150 especies de
herbáceas perennes (y unos pocos arbus-
tos) nativas o adaptadas en su granmayoría
al clima mediterráneo continental típico de
Madrid, algunas incluso muy rústicas. La
selección incluye numerosas gramíneas y
bulbosas de delicadas flores. El experto bri-
tánico viajó a Madrid en 2007 para llevar
a cabo la obra. La preparación del parterre
consistió en la sustitución de los primeros
30 centímetros de tierra por sustrato nuevo,
y la instalación de una nueva red de riego
automático por microaspersión.
La búsqueda del equilibrio
En el diseño, Bisgrove buscaba conseguir
un equilibrio de unidad y variedad, armo-
nía y contraste. “El largo total de la bordura
es de casi 300 metros. Esto da lugar a mu-
cha variación en el tratamiento del espacio,
pero es importante mantener un sentido
global de unidad”, se lee en su memoria del
diseño. Cada sección de la platabanda, seg-
mentos separados por escaleras, tiene por
lo tanto un carácter particular: “Colores
fuertes en las dos secciones centrales que
flanquean el eje principal del jardín; una
JARDINERÍA
FOTOS: M. D’ORAZIO; UNIVERSAL POPS