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Proteas, las reinas del Cabo

Proceden de Sudáfrica y no resulta demasiado fácil su aclimatación en otras zonas. Sin embargo, las proteas que se cultivan en la isla de La Palma se van abriendo hueco en España como flor cortada. Su original apariencia, sus bellos colores y su longevidad bien merecen un rincón en casa.

Proteas del grupo Leucospermum en plena floración, en el parque Kirstenbosch de Ciudad el Cabo. Copyright: Aecj

En Sudáfrica son todo un símbolo: las proteas son la flor nacional. Estas plantas arbustivas pertenecientes a la familia de las proteáceas son originarias de la zona del Cabo, al sur del país africano, donde crecen de manera espontánea formando masas de flores de una amplia variedad de formas y colores. En Australia y América del Sur también existen algunas variedades de proteáceas, como Banksia, Telopea o Embothrium coccineum, pero las más valoradas desde el punto de vista ornamental son las sudafricanas.

Hoy, la mayor parte de las proteas que se venden en Europa provienen de 24 hectáreas de plantación en la isla de La Palma. La corola de algunas puede alcanzar los 30 centímetros de diámetro.
Las proteas crecen en suelos ácidos, relativamente pobres en nutrientes y perfectamente drenados. Se dan mejor en climas frescos y cotas altas, y necesitan abundante luz. En España y Europa se cultivan en algunos jardines botánicos, pero en general solo se ven como flor cortada, tanto frescas como secas, en ramos y arreglos florales, ya que son plantas que no se aclimatan con facilidad.

Las proteas fueron introducidas en Europa en el siglo XVIII por botánicos que visitaron el Cabo y quedaron prendados de su belleza. El género Protea fue creado en 1735 por el científico y naturalista sueco Linneo. Dado que estas flores ofrecen gran diversidad de formas, decidió llamarlas así en honor al dios griego Proteo, que podía cambiar de apariencia a voluntad.

Hoy, la mayor parte de las proteas que se venden en Europa provienen de alrededor de 30 hectáreas de plantación en la isla de La Palma, donde llegaron en 1998 gracias a un grupo de pequeños agricultores que decidieron introducir este cultivo en Canarias por iniciativa propia.

Magníficas corolas

Aunque hay algunas proteas que destacan por su follaje, son sus inflorescencias espectaculares, de formas muy dispares y una enorme variedad de colores, su principal atractivo. La floración en La Palma se produce normalmente entre enero y abril, lo que ayuda a incrementar su valor.

Las cabezuelas florales se desarrollan sobre tallos largos —de 25 a 60-80 centímetros—, repletos de hojas verdes, lo que las hace perfectas para arreglos florales muy originales. Además, como flor cortada, las proteas tienen una vida larga, que supera sin problemas las tres semanas. Son también excelentes flores secas. En algunas ocasiones, dado el gran tamaño de las flores, un único ejemplar resulta espléndido; otra opción es componer un arreglo con cuatro o cinco ejemplares de diferentes tonos.

Tres géneros muy diferentes

Dentro de la familia de las proteáceas se pueden distinguir tres géneros importantes: Leucospermum, conocido coloquialmente como tipo araña o pompón por la forma peculiar de su flor, que presenta además una amplia gama de colores. Dentro de él destacan las variedades ‘Succession II’ y ‘Scarlet Ribbon’, en rojo; ‘High Gold’ y ‘Yellow Bird’ en amarillo; ‘Veldfire’ en rojo, amarillo y blanco; ‘Sunrise’ y ‘Patersonii’, en naranja, o ‘Spider’, en salmón. Las matas de Leucospermum suelen alcanzar entre 25 y 80 centímetros de altura y sus flores tienen un diámetro aproximado de 9 a 15 centímetros.

El segundo género es Protea, que se caracteriza por sus bellas flores en forma de alcachofa, también en diferentes tamaños y formas, y normalmente en tonalidades que van desde el rosa pálido al rojo intenso o púrpura. Dentro de este grupo está la Protea cynaroides, también llamada King protea o protea gigante, que es la variedad más conocida por lo espectacular de su tamaño y color. Sus flores pueden alcanzar los 30 centímetros de diámetro y son de color rosa con matices más claros u oscuros. Otras variedades destacadas dentro del género Protea son ‘Pink Ice’, con flores también en color rosa; ‘Magnifica’, en un subido rojo con tonalidades rosadas, o ‘Susara’, en rosa pálido.

El tercer género es el llamado Leucadendron, que se caracteriza por la variedad y colorido de las hojas; la flor, en este grupo, no tiene tanto interés como en los otros dos. Las varas de Leucadendron suelen medir entre 70 y 90 centímetros y son perfectas para combinar con cualquiera de las proteas de flor en frondosos ramos. Destacan las variedades ‘Long Tom’, de follaje rojo; ‘Chameleon’, amarillo; ‘Discolor Green’, verde, e ‘Inca Gold’, verde con pequeñas flores amarillas.  

 Más información:

www.proteaslapalma.com

  • Una bella ‘alcachofa’
    Una bella ‘alcachofa’

    La Protea cynaroides recuerda por su forma una gran alcachofa. La corola, siempre de tonos rosados, puede alcanzar un diámetro de 30 centímetros.
    Foto: Aecj

  • En forma de araña o pompón
    En forma de araña o pompón

    La protea Leucospermum ‘Veldfire’, como todas las de su género, parece un pompón abierto de llamativos colores. Florece de diciembre a abril.
    Foto: Aecj

Reportaje completo nº 54 >> página 30