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Esculturales suculentas en una jardinería de anticipación (1ª parte)

Por su adaptación natural a la aridez y el calor, sumada a su extraordinaria variedad de formas singulares, cromatismo y texturas, los ágaves, aloes y tantas otras suculentas reclaman un lugar en los jardines más allá de la xerojardinería. Como protagonistas de exuberantes plantaciones y en composiciones naturalistas con plantas mediterráneas, estas plantas gráficamente tan poderosas están llamadas a cumplir un papel clave en la jardinería inmediata en el sur de Europa ante las perspectivas de altas temperaturas y lluvias cada vez más escasas (y mal repartidas) que se anuncian.

Un sendero en el frondoso oasis en el que se ha convertido Dar Al Hossoun, en Tarudant (izquierda), en el sur de Marruecos, y un macizo de arquitectónicas suculentas en el jardín del Riad Villa Blanche de Agadir, ambos obra de Ossart y Maurières.

Texto_ Elita Acosta, directora editorial de Verde es Vida

Hace más de 20 años, los paisajistas franceses Éric Ossart y Arnaud Maurières empezaron a crear en el sur de Marruecos unos jardines que afrontan la aridez con una exuberancia basada en ricas plantaciones esencialmente de gramíneas, en una primera fase, y suculentas. Una jardinería brillante, alejada de la xerojardinería de estilo californiano, que convierte la aridez en una oportunidad y hoy se revela premonitoria dado el panorama climático en el sur de Europa.

“Se trata de recrear con las gramíneas (parte esencial de las formaciones vegetales que nos interesan), las plantas suculentas, los arbustos y árboles, un paisaje de apariencia natural pero donde los componentes son originarios de todas las regiones áridas del globo”, dicen en su libro Elogio de la aridez. “Estos vegetales son escogidos en función de su estética, a menudo gráfica, a veces colorida, de su posición en la asociación que imaginamos (ocupan en el jardín el mismo lugar que en la naturaleza), de su disponibilidad en el momento en que plantamos. Algunas son ineludibles y crecen sin dificultad en una amplitud muy grande de climas y suelos. Otras tienen necesidades más específicas y confieren un carácter propio a los jardines de una misma región”.

“Es una meta, y una de nuestras señales de identidad, que estos jardines se vean tupidos a pesar de la escasez de agua. Lo conseguimos poniendo muchas plantas para que queden las que puedan aguantar la sequía y a la vez tengan un gran desarrolloâ€.
Las gramíneas cumplen un papel esencial en las plantaciones de estos paisajistas: gracias a su veloz crecimiento enseguida permiten ver un jardín donde hasta hace nada solo había suelo desnudo. Pero además cobijan y protegen del fuerte sol (y del frío) a las otras plantas, pequeñas, que tardarán más en desarrollarse pero que están llamadas a ser las protagonistas del futuro. Con el tiempo acaban queden las que puedan aguantar la sequía y a la vez tengan un gran desarrollo.

“Es una meta, y una de nuestras señales de identidad, que estos jardines se vean tupidos a pesar de la escasez de agua”, decía Éric Ossart en la entrevista que publicamos en Verde es Vida el verano pasado. “Lo conseguimos poniendo muchas plantas para que queden las que puedan aguantar la sequía y a la vez tengan un gran desarrollo. Buscamos densidad por dos razones: impedir que las malezas se instalen, y dejar que la competencia seleccione las más fuertes y vigorosas”.

Plantan ejemplares jóvenes y pequeños en suelos mejorados con abono verde y compost “para ayudarlos a crecer bien a pesar de no disponer de mucha agua”. Para conseguir exuberancia a lo largo del cultivo aportan materia orgánica y de vez en cuando fertilizantes químicos. El riego se hace con manguera y solo en verano. Por lo demás, las suculentas en general no acusan problemas importantes de plagas o enfermedades. Tal vez su único punto débil sean los suelos demasiado húmedos o encharcados. Adoran el pleno sol, algunas admiten la sombra ligera, y muchas son capaces de resistir el frío, siempre que sea seco.

Una flora suculenta ‘cosmopolita’

Excepto el Aloe vera, aparentemente originario de la península Arábiga y cultivado en el Mediterráneo desde hace milenios, la mayoría de los aloes que se usan en los jardines son nativos del sur de África. También procede de las zonas áridas y semiáridas de esa zona del mundo el Senecio o Kleinia mandraliscae, una tapizante suculenta de gran belleza, el bálsamo azul. Del Cuerno de África proviene la imponente Euphorbia candelabrum, y del sur del continente, la Euphorbia ingens, que tanto se le parece. Los ágaves son oriundos de México o del sur de Estados Unidos, y sus parientes las Furcraea, de las zonas tropicales de América.

Mención aparte merecen los raros endemismos de Madagascar, producto de una evolución circunscripta a una isla: en los jardines de Ossart y Maurières brilla el magnífico Kalanchoe beharensis junto con la acerada textura de las ramas sin hojas de la Euphorbia stenoclada, especies que ellos incorporaron a sus jardines después de un viaje al país (ver en la foto de abajo), o la exótica silueta del Pachypodium lamerei.

Son solo unos pocos ejemplos de una paleta vegetal de enorme riqueza que permite asociaciones tan variadas como adaptadas a distintas situaciones.


El inagotable repertorio de rosetas de los ágaves

Agave attenuata

Hasta -1° (Z. 10-12) ↔ 60-70 cm

Es uno de los ágaves de uso más frecuente en los jardines por su moderado tamaño, su aspecto suave, la tonalidad entre verde, glauca y plateada de su follaje y la ausencia de dientes en los márgenes de las hojas. El tallo arqueado totalmente recubierto de florecillas blancas que emite al florecer recuerda el cuello de cisne al que alude su nombre común.

Agave ‘Blue Glow

Hasta -5° (Z. 9-11) ↔ 60-90 cm

A contraluz, los márgenes dentados rojo brillante con una fina línea interior amarilla que perfilan las hojas de este híbrido se iluminan creando un efecto sin igual. Alcanza un tamaño levemente mayor que el Agave attenuata, uno de sus progenitores, con el que comparte la forma y tonalidad del follaje. Las rosetas son solitarias y crecen lentamente.

Agave parryi *

Hasta -14° (Z. 7-10) ↔ 60-90 cm

Pequeñas espinas cortas y oscuras orlan las hojas azuladas, carnosas y anchas de este pequeño y ornamental ágave que parece una versión condensada del gigantesco Agave americana. Forma rosetas muy apretadas que no superan los 50 cm de altura. Es especialmente resistente al frío siempre que sea seco y tolera cierto grado de sombra ligera.

Agave vilmoriniana

Hasta -7° (Z. 9-11) ↔ 1,5-1,8 m

Las largas, carnosas y estrechas hojas sin márgenes espinosos de este ágave endémico del norte y centro de México se van curvando con el tiempo dándole la imagen de pulpo a la que remite su nombre popular. Las rosetas, más extendidas que altas, desarrollan un buen tamaño. Antes de morir produce una inflorescencia con fragantes flores amarillas.

Agave sisalana

Hasta -5° (Z. 9-11) ↔ 1,5-2 m

De este ágave de hojas azuladas estrechas, rígidas y sin dientes (o diminutos) en los márgenes se han obtenido tradicionalmente las fibras del sisal. Las rosetas pueden desarrollarse a ras del suelo o en el extremo de un tallo grueso de aspecto fibroso que puede alcanzar el metro de altura. Es nativo de Yucatán, México, donde lo llaman henequén.

Agave victoriae-reginae *

Hasta -10° (Z. 8-11) ↔ 30-45 cm

El ágave real o de la reina Victoria es uno de los más pequeños y a la vez más llamativos por el patrón de finas listas blancas que acentúan el aspecto poliédrico de sus carnosas hojas de apenas 30-50 cm de largo. Carecen de espinas en los bordes y forman pequeñas rosetas muy densas. Por su tamaño y belleza se suele cultivar a menudo en maceta.

Agave havardiana

Hasta -15° (Z. 7-10) ↔ 90-120 cm

Soporta temperaturas más bajas que otros ágaves por su origen en las elevaciones del desierto de Chihuahua. Las hojas son de un color verde menos azulado que en otras especies, con pequeñas espinas marrones en los márgenes y una corta aguja en la punta. Forman rosetas basales por lo general solitarias. Tarda entre 20 y 40 años en florecer y morir.

Furcraea spp.

Hasta -1° (Z. 10-11)

Sus rosetas son muy parecidas a las de los ágaves, pero lucen un luminoso color verde ácido o variegaciones amarillo pálido. Las Furcraea son nativas de las regiones tropicales de América y no soportan el frío. Según la especie, las hojas pueden tener márgenes dentados o lisos, y formar rosetas que crecen a ras del suelo o al cabo de un tallo.

* Cuenta con el Award of Garden Merit de la Royal Horticultural Society.

Ver 2ª parte.

Más información:

Entrevista con Éric Ossart y Arnaud Maurières

  • Exotismos de Madagascar
    Exotismos de Madagascar

    Sobre el tapiz azulado del Senecio mandraliscae, dos exóticas suculentas que Ossart y Maurières cazaron en Madagascar y llevaron a sus jardines de Marruecos: el impactante Kalanchoe beharensis, de grandes hojas triangulares onduladas y aterciopeladas, y la Euphorbia stenoclada, un arbusto sin hojas que parece fundido en plata o acero.
    Foto: Elita Acosta

  • Agave attenuata
    Agave attenuata

    Es uno de los ágaves de uso más frecuente en los jardines por su moderado tamaño, su aspecto suave, la tonalidad entre verde, glauca y plateada de su follaje y la ausencia de dientes en los márgenes de las hojas.
    Foto: Hanako

  •  Agave ‘Blue Glow’
    Agave ‘Blue Glow’

    A contraluz, los márgenes dentados rojo brillante con una fina línea interior amarilla que perfilan las hojas de este híbrido se iluminan creando un efecto sin igual.
    Foto: Shutterstock

  • Agave parryi
    Agave parryi

    Pequeñas espinas cortas y oscuras orlan las hojas azuladas, carnosas y anchas de este pequeño y ornamental ágave. En la foto la variedad huachucensis.
    Foto: Shutterstock

  • Agave vilmoriniana
    Agave vilmoriniana

    Las largas, carnosas y estrechas hojas sin márgenes espinosos de este ágave se van curvando con el tiempo dándole la imagen de pulpo a la que remite su nombre popular.
    Foto: Scott.Zona

  • Agave sisalana
    Agave sisalana

    Las rosetas de este ágave pueden desarrollarse a ras del suelo o en el extremo de un tallo grueso de aspecto fibroso que puede alcanzar el metro de altura.
    Foto: Hanako

  • Agave victoriae-reginae
    Agave victoriae-reginae

    El ágave de la reina Victoria es uno de los más pequeños y a la vez más llamativos por el patrón de finas listas blancas que acentúan el aspecto poliédrico de sus carnosas hojas de apenas 30-50 cm de largo.
    Foto: Jean-Michel Dupuyoo

  • Agave havardiana
    Agave havardiana

    Es uno de los ágaves más rústicos, capaz de soportar hasya -15 grados. Las hojas son de un color verde menos azulado que en otras especies.
    Foto: Hanako

  • Furcraea
    Furcraea

    Las Furcraea son nativas de las regiones tropicales de América y no soportan el frío. Sus rosetas son muy parecidas a las de los ágaves, pero de un luminoso color verde ácido o variegaciones amarillo pálido.
    Foto: Hanako

Reportaje completo nº 99 >> página 6