Los súper alimentos que puedes cultivar en casa

¿Cómo cultivar? El sustrato adecuado. El suelo del huerto debe ser esponjoso y profundo; ni seco ni húmedo, sino fresco; ni muy compacto ni demasiado poroso; capaz de retener el agua y asegurar un buen drenaje al mismo tiempo. En los centros de jardinería encontrarás sustrato especial para huerto e incluso para cultivos específicos, aunque también puedes usar sustrato universal. Si se trata de un huerto en el suelo deberás labrar el terreno en profundidad (hasta unos 30-40 centímetros) antes de iniciar un nuevo ciclo de cultivos. Aportes de abono orgánico. El estiércol de herbívoros (caballo, oveja, conejo), guano, vinazas de remolacha, humus de lombriz, todos abonos de origen orgánico, son muy beneficiosos para el huerto, ya que al incrementar la cantidad de materia orgánica en el sustrato mejoran su estructura, es decir, su capacidad de retención de agua, nutrientes y calor. Antes de la plantación se ha de efectuar un abonado de fondo para recuperar los nutrientes extraídos por el cultivo anterior; basta entrecavar el abono un poquito con la tierra. El abonado de cobertera se realiza a lo largo del cultivo para aportar nutrientes específicos para ciertos procesos, como la floración o el cuajado y engorde de los frutos. Se aplica directamente sobre la superficie del terreno o entrecavando con una azadilla; se riega a continuación. Regar lo necesario. El riego del huerto debe ajustarse a las necesidades de agua de cada tipo de hortaliza, las características del suelo y la época del año. Lo ideal es regar con generosidad para que el agua llegue a las raíces, y de forma espaciada, en lugar de hacerlo de forma ligera y con mayor frecuencia. Debe hacerse sin mojar el follaje y a 15-20 centímetros del cuello de las plantas. Si el huerto es pequeño bastará una regadera de florón (en la foto); para los de cierto tamaño lo óptimo es el riego automático. Control de plagas y hongos. Si el huerto se desarrolla en condiciones adecuadas de luz, suelo, abono y riego, será menos propenso al ataque de plagas y enfermedades; las plantas débiles o estresadas son más vulnerables. Si aparece alguna plaga —pulgones, mosca blanca, orugas— intenta eliminarla a mano o pide en tu centro de jardinería que te recomienden el fitosanitario adecuado. Los hongos —oídio, habitual en otoño y primavera; míldiu y roya, que surgen en ambientes templados o fríos y muy húmedos— se combaten con fungicidas. Más información en verdeesvida.es : • Sección Huerto 8

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