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Por qué es importante usar sustratos de calidad

De nada vale comprar la planta más maravillosa si luego se llena la maceta con un sustrato malo. La calidad del medio de cultivo repercute directamente en la implantación, el crecimiento, la belleza y la productividad, así como en la longevidad del ejemplar. Aquí te contamos qué cualidades ha de poseer un buen sustrato.

En los centros de jardinería encontrarás una gran variedad de sustratos de calidad. Sus expertos te aconsejarán cuál es el más adecuado para tus plantas. Foto: Shutterstock

El objetivo principal del sustrato es proporcionar un soporte físico adecuado para un buen desarrollo de la raíz y en consecuencia de la planta. Debe ofrecerle un buen anclaje y favorecer el crecimiento del sistema radicular. Esto implica una serie de cualidades:

Ha de poseer una densidad suficiente para el adecuado sostén de la planta.

Ser homogéneo y estable tanto física como químicamente.

Estar libre de agentes patógenos (hongos del suelo, por ejemplo, que pueden causar la pudrición de las raíces), metales pesados, semillas de malas hierbas, etcétera.


Propiedades físicas

Desde el punto de vista de las propiedades físicas ha de ofrecer:

Una buena capacidad de retención de agua, clave para almacenar el agua de riego y ponerla a disposición de las raíces a medida que la planta la necesite. Cuanto mayor sea su capacidad de almacenar agua, mejor resistirá las condiciones de sequía y menor será la necesidad de riego.

La capacidad de retención de agua ha de ir acompañada de una buena capacidad de drenaje, es decir, facilidad para absorber el agua y liberar el exceso de ella. Esta propiedad contribuye a la distribución del agua por toda la maceta o contenedor y a evitar a la vez los encharcamientos y por tanto la posible pudrición de la raíz.

Una adecuada porosidad, entendiendo porosidad como el espacio que incorpora internamente y que es ocupado por aire o por agua. De esa manera, el agua, al no ser retenida en exceso, puede convivir con el aire que ocupa los poros.

Una buena capacidad de aireación, es decir, ha de ser esponjoso para evitar el exceso de compactación y poder así albergar oxígeno, imprescindible para el desarrollo de las raíces.

Una estructura homogénea y esponjosa que no se descomponga o degrade demasiado rápido, evitando así la compactación y por tanto la disminución o desaparición de los espacios de aire.

Lo ideal es que contenga partículas de diferentes tamaños en una distribución homogénea. Si existe un exceso de partículas muy diminutas (polvo) ocuparían los espacios pequeños y taponarían la liberación del exceso de agua no dejando espacio para el oxígeno.


Propiedades químicas

Un buen sustrato debe asegurar:

Una buena capacidad de intercambio catiónico (CIC). Se trata de la capacidad de un suelo o de un sustrato de retener nutrientes e intercambiarlos con la planta. Cuando es buena, el aporte nutricional que recibe la planta es mejor y más estable. No obstante, aunque un sustrato tenga una elevada CIC no puede almacenar nutrientes suficientes para mucho tiempo, de ahí la importancia de realizar aportes de abono con frecuencia.

Un pH adecuado. En general, los valores que proporcionan las condiciones óptimas para el aprovechamiento de los micronutrientes se sitúan en un pH 5.5 a 6.5. Sin embargo, las plantas acidófilas, como las hortensias, camelias, brezos, azaleas, rododendros y tantas otras, requieren uno más ácido, en torno a 4.5 y 5.0.

Baja salinidad. Un sustrato no debe contener un exceso de sales, que pueden ser el producto de materias primas no adecuadamente seleccionadas o de un exceso de abono.


De qué está compuesto un buen sustrato y para qué sirve cada ingrediente

Turba de Sphagnum: Materia prima tradicional, excelente como sustrato de cultivo por su limpieza y sus capacidades de retención de agua, drenaje, aireación, etcétera.

Corteza de pino compostada: Materia prima de larga trayectoria y muy buenas propiedades, siempre después de un correcto compostaje que le proporcione estabilidad. La adecuada clasificación por tamaño de partículas optimiza las capacidades de retención, drenaje y aireación.

Coco: Materia prima de buena trayectoria y buenas propiedades siempre que se haya sometido a un lavado y estabilización adecuados, así como a la clasificación del tamaño y forma de las partículas —coco molido, fibra de coco, chips— para un mayor control del drenaje y la aireación.

Fibra de madera: Materia prima de muy reciente incorporación en sustratos para la horticultura. Un ejemplo es Forest Gold, de Pindstrup, que se obtiene por un proceso termomecánico único a partir de astillas de madera certificadas FSC. Mezclada con la turba de Sphagnum aporta una excelente estabilidad estructural permitiendo un mejor control de la aireación y el drenaje. Además mejora la distribución del agua en todo el cepellón.

Arcilla granulada, aditivo que potencia la capacidad de retención del agua. Su elevada capacidad de intercambio catiónico también contribuye a una mayor retención de los abonos.

Arena, aditivo que aporta una mayor densidad aparente seca y un mejor drenaje. Se lava para eliminar posibles sales y se criba para conseguir partículas de un tamaño adecuado.

Agentes humidificadores, que bajan la tensión superficial del agua, lo que permite que penetre más fácilmente en el sustrato.

Perlita, mineral expandido de origen natural que aumenta la capacidad de aireación y drenaje por su estructura porosa y porque ayuda a evitar la compactación.

Nutrientes. Habitualmente, los sustratos de calidad que se venden en los centros de jardinería contienen abono de base o de liberación rápida. Los hay de diferentes orígenes (orgánico o químico) y distinta duración y forma de liberación. Es importante fijarse en el envase del sustrato para ver a partir de qué momento será necesario empezar a aportar abono al cultivo.


Agradecemos al Departamento Técnico de Pindstrup su colaboración y supervisión de este artículo.

  • El tamaño del contenedor importa
    El tamaño del contenedor importa

    ¡Muy importante! Si tienes que llenar jardineras o macetas de gran tamaño aporta una capa de material para drenaje en la parte inferior (arlita, puzolana volcánica, guijarros) y escoge un sustrato que no sea excesivamente fino de estructura, es decir, que no contenga polvo y no se compacte en exceso y, si es posible, que incorpore perlita, fibra de madera u otros aditivos que favorezcan la capacidad de aireación. Después de un par de años conviene trasplantar los ejemplares a una maceta mayor para renovar el sustrato; si no fuera posible, es importante reemplazar al menos la capa superior de tierra apelmazada.
    Foto: Flower Council of Holland

Reportaje completo nº 89 >> página 52