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Los errores que hacen sufrir a tus plantas

¿Qué has hecho mal para que esa planta que tanto te gusta haya perdido lustre y parezca a punto de morir? ¿Tenías claro cómo había que cuidarla? Cada especie tiene sus propias exigencias, así que la primera medida que tienes que tomar para que una planta te dure mucho tiempo es informarte bien. Pregunta en tu centro de jardinería o consulta en nuestra sección Técnicas y cuidados. En general, los errores que se cometen a la hora de regar, abonar, podar… explican la mayoría de las veces por qué se estropean las plantas.

Tanto la falta como el exceso de agua son perjudiciales para las plantas. Debes regarlas teniendo en cuenta sus necesidades concretas en cada época del año. Ilustraciones: María Eugenia Mas

Exceso de riego

Un riego excesivo suele ser más perjudicial para las plantas, incluido el césped, que la falta de agua, ya que puede privar a las raíces del oxígeno que necesitan y provocarles asfixia. Además, su acumulación en terrenos mal drenados, si se trata del jardín, o en la base de los tiestos, puede facilitar el desarrollo de patógenos como la Phytophthora, cuyo efecto es letal, o de hongos del suelo que producen manchas amarillentas o secas en las hojas, especialmente en las plantas de interior (palmeras, potos...). En el caso de los cactus y crasas, el exceso de agua sumado al frío puede condenarlos sin remedio.

Para no equivocarte, riega las plantas cuando notes que la superficie del sustrato está seca. Ten en cuenta que hay especies que en invierno no se deben regar en absoluto.
Falta de agua

Regar lo justo las plantas no implica someterlas al estrés de la falta de agua. Las que viven en tiesto corren mayor riesgo de quedarse secas. En el jardín, salvo que sean plantas xerófilas bien implantadas, la ausencia de riego puede provocar la desecación de las hojas y daños irrecuperables por defoliación. En el caso de las herbáceas y los árboles y arbustos delicados o recién plantados, la falta de agua sumada a una subida fuerte y repentina de la temperatura ambiental puede provocarles un golpe de calor; las vivaces y leñosas pueden perder mucho follaje, pero con los cuidados adecuados probablemente se recuperen; las anuales no podrán recobrarse.

¿Cómo hay que regar?

Cada planta necesita su propia dosis de agua, que además está condicionada por la temperatura y sequedad ambientales y el tipo de suelo. Para no equivocarte, riégala cuando notes que la superficie del sustrato está seca. Ten en cuenta que hay especies que en invierno no se deben regar en absoluto.

VARIOS PORQUÉS

• ¿Por qué a tus orquídeas Phalaenopsis se les caen las flores?

El exceso de riego es la primera causa de la pérdida de flores y la mortandad de las orquídeas. Debes dejar que el sustrato se seque entre riego y riego. Las Phalaenopsis no se han de volver a regar hasta que las raíces hayan pasado del verde al blanco. Lo mejor es sumergirlas en un cubo con cuatro dedos de agua con abono diluido hasta que el sustrato se empape bien. Te lo contamos en Cómo cuidar las orquídeas.

• ¿Por qué tus hortensias, camelias o gardenias lucen un follaje de color verde amarillento?

Seguramente porque el suelo tiene un pH elevado, lo que interfiere en la correcta absorción del hierro a nivel de las raíces. Este problema se corrige con quelatos, que deben suministrarse como complemento del abono. Lee Detecta y corrige las carencias de las plantas.

• ¿Por qué tu lilo no te ha dado flores esta temporada?

Si podas a destiempo los arbustos de floración primaveral, como los lilos, camelias, celindas, ceanotos, glicinias y tantos otros, te quedarás sin flores. Estas especies generan los botones florales el año anterior, de modo que si las podas en verano, otoño o invierno, por ejemplo, los habrás hecho desaparecer. Si hiciera falta, debes podarlos en cuanto haya cesado la floración, es decir, entre abril y junio. Lee ¿Cuándo toca podar los arbustos de flor?

• ¿Por qué se ven manchas en las hojas de tus palmeras?

Puede ocurrir por dos razones principales. Si son circulares u ovales, muy oscuras y con un halo amarillento, seguramente sean el efecto de un hongo del suelo que ha surgido por exceso de agua en el sustrato. Si son manchas pequeñísimas y se ven en las hojas más viejas, probablemente acusen falta de potasio; esta carencia puede estar inducida por un desequilibrio causado por un exceso de nitrógeno, pero también por su rápida eliminación con el agua de riego. La renovación periódica del sustrato y un abonado apropiado corregirán este problema. Lee ¿Qué les pasa a tus palmeras?

Más información:

Abonar las plantas: ¿por qué, cuándo, de qué manera?, Verde es Vida nº66, página 50 (ver)

El riego y sus trucos, Verde es Vida nº55, página 50 (ver)

  • Exceso de abono
    Exceso de abono

    Una dosis excesiva de fertilizante puede manifestarse de muchas maneras: un crecimiento vegetativo rápido y exuberante, un color verde azulado del follaje, quemaduras en las hojas, o una extrema vulnerabilidad ante los embates de ciertas plagas, como los pulgones o cochinillas. Como pasa con todo ser vivo, la sobrealimentación en las plantas también es negativa. En el caso de muchas especies de interior, por ejemplo, como ciertas orquídeas y helechos y los espatifilios en general, la dosis de fertilizante ha de ser muy diluida para que les resulte beneficiosa.

  • Falta de abono
    Falta de abono

    Si las hojas lucen un color verde pálido o amarillento, sobre todo las más viejas o las de la parte inferior del ejemplar, probablemente sea síntoma de la carencia de algún macroelemento: nitrógeno (N), fósforo (P) o potasio (K); revisa el tipo de fertilizante que les estás dando y la frecuencia de aplicación. En cambio, si detectas un crecimiento débil, palidez en los brotes y hojas nuevas, o flores descoloridas, probablemente sea porque les está faltando algún microelemento; echa mano de los correctores de carencias genéricos, que aportan una dosis extra de estos nutrientes y complementan la acción de los abonos.

  • CĂłmo hay que abonar

    Es clave respetar la dosis indicada en el envase del fertilizante. Pero, además, siempre hay que tener en cuenta las necesidades concretas de nutrientes de cada planta, que están condicionadas, en general, por la especie, su tamaño y su ciclo biológico, entre otros parámetros. No necesita lo mismo una planta verde (dales un abono rico en nitrógeno) que una que está en plena floración (mejor si es rico en fósforo y potasio). En los meses de receso invernal se debe interrumpir el abonado en el caso de las plantas de jardín, o reducir la dosis en las de interior. En los tiestos, los nutrientes se agotan más rápido.

Reportaje completo nº 75 >> página 50