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Achillea millefolium: milenramas a todo color

Aire silvestre, ligereza, una gama cada vez más amplia de colores y una floración en forma de minúsculas margaritas que empieza en el verano y se prolonga a lo largo de los cada vez más cálidos otoños: la Achillea millefolium y sus numerosos cultivares lo tienen todo para formar parte de las plantaciones de inspiración natural. Son plantas todoterreno con buena tolerancia al calor, el frío, la sequedad ambiental y la escasez de agua una vez establecidas.

En la milenrama ‘Summerwine’* las flores pasan de un rojo remolacha a un rosa violáceo y un marrón. Las flores de ‘Lachsschönheit’* son rojo coral al abrirse y viran a los tonos salmón y melocotón. Fotos: Plants & Flowers F. Holland; Floramedia

A lo largo de todo el verano y el otoño, la Achillea millefolium sostiene una floración continua en forma de varas florales coronadas por corimbos planos de minúsculas margaritas. Las razones de su atractivo: la arquitectura de las inflorescencias, su densidad, y la coincidencia en la misma planta de distintas tonalidades de flor en los innumerables cultivares a que ha dado lugar esta milenrama que crece silvestre en buena parte de la Península. Y, además, un follaje aromático de color verde fresco o agrisado, formado por hojas muy divididas con aire de helecho.

Las milenramas son ideales en plantaciones de aire silvestre en borduras y praderas, en masas o combinada con equináceas y ásteres, gramíneas y herbáceas perennes o anuales con similares exigencias.
Es una vivaz ideal para utilizar en plantaciones de aire silvestre en borduras y praderas, en masas o combinada con otras parientes de la familia de las Asteráceas, como las equináceas y ásteres, gramíneas y herbáceas perennes o anuales con similares exigencias.

Las matas son rastreras, de apenas 10-15 cm, hasta que emiten sus numerosas varas florales, que pueden alcanzar entre 50 y 90 cm de altura, según el cultivar. Se valen de su rizoma y estolones para formar un espeso tapiz cubresuelos capaz de soportar incluso un moderado pisoteo. Es una planta útil para colonizar y afianzar taludes y pendientes. Además, fomenta la biodiversidad proporcionando soporte a unas cien clases de insectos, entre ellos abejas y mariposas, y semillas a los pájaros.

Las preferencias de una todoterreno

Esta milenrama y sus híbridos son fáciles de cultivar y mantener. Viven a gusto a pleno sol e incluso en semisombra y bajo la copa de los árboles y arbustos caducifolios. Prefieren los sustratos ligeros y frescos, pero se adaptan a los secos, calizos, pobres e incluso arcillosos, siempre que drenen bien; llevan mal los compactados, pesados o muy húmedos. Son capaces de resistir los fríos más intensos de la Península, y su tolerancia al calor y la sequedad ambiental hacen de ellas unas plantas óptimas para los jardines mediterráneos.

Desarrollan una buena densidad si reciben mucha luz y riego regular moderado. Una vez que han arraigado pueden soportar la falta de agua durante unos días pero a costa de perder follaje. Los conejos, ratones y plagas comunes no las afectan, pero son susceptibles al hongo oídio. Es además una especie alelopática, capaz de impedir la germinación de plantas competidoras a su alrededor.

Durante el primer año necesitan riego regular y escarda de adventicias. En adelante, el mantenimiento consiste en eliminar las flores marchitas para animarlas a reflorecer, y segarlas al final del invierno para que rebroten con fuerza. Las plantas secas se pueden dejar en pie durante el invierno ya que mantienen su interés. La división de matas en primavera permite multiplicarlas. La reproducción espontánea por semillas no suele ser fiable.

Del blanco a los amarillos, los rosas y los rojos

En el medio natural, las flores de la Achillea millefolium son blancas, crema o levemente rosadas, pero la gama tonal se expande gracias a un abanico de cultivares en los que el colorido se devae adquiriendo matices pastel hasta secarse. Es habitual ver corimbos de distintas tonalidades en la misma planta. Florecen en amarillo ‘Credo’*, ‘Hella Glashoff’*, ‘Martina’* y ‘Lucky Break’*. ‘Feuerland’ y ‘Terracotta’ empiezan en un naranja azafranado y acaban en una gama de amarillos. El rosa profundo de ‘Lansdorferglut’* se convierte en un crema apagado, y el rojo coral de ‘Lachsschönheit’* en tonos salmón y melocotón. Las flores rosa púrpura de ‘Heidi’* derivan al blanco. ‘Cerise Queen’ florece en un vibrante magenta, ‘Rose Madder’ en un rosa intenso, y ‘Lilac Beauty’ en un rosa malva. Muchos cultivares inician su floración con aterciopelados rojos, como ‘Summerwine’*, ‘Red Velvet’*, ‘Pomegranate’ y ‘Cassis’. Y otros, como ‘Summer Pastels’ y ‘Summer Berries’, lucen flores rosas, salmón y amarillas al mismo tiempo.

* Cuenta con el Award of Garden Merit (AGM) de la Royal Horticultural Society por sus buenas cualidades jardineras.

  • La Achillea millefolium original
    La Achillea millefolium original

    El color original de los corimbos de la Achillea millefolium es blanco, crema o con un suave tinte rosado.
    Foto: iStock

  • Achillea ‘Terracotta’
    Achillea ‘Terracotta’

    En la popular Achillea ‘Terracotta’, los anaranjados de las flores nuevas conviven con los amarillos de las más viejas.
    Foto: M. Dupuy

Reportaje completo nº 105 >> página 30