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Convivencia entre mascotas: como buenos perros y gatos

Las familias numerosas tienen encanto, también las de mascotas, siempre que se lleven bien. El secreto es preparar a perros, gatos y humanos para que reine el cariño fraternal. Son cuatro escenarios —perro conoce a perro, gato conoce a gato, gato conoce a perro, perro conoce a gato—, cuatro estrategias. 

Que perros y gatos coexistan en armonía, jueguen juntos y se quieran depende en gran medida del acierto de los amos en la gestión de las primeras fases de la convivencia. No es verdad que sean enemigos naturales. Copyright: Meknits y Hoangnam Nguyen

No hay fórmulas mágicas, si acaso la del conocimiento del comportamiento animal y la paciencia. Cada gato o perro es un mundo y su reacción dependerá del carácter innato, la educación recibida y la edad, aunque en ambas especies existan razas más tranquilas y por tanto proclives a la convivencia. No debería darse nada por supuesto hasta comprobar la reacción en el cara a cara: celos, bufidos y hasta agresiones entran en el guion.

No todas las mascotas están dispuestas a aceptar a otra sin protestar. Está en juego nada menos que su territorio físico y afectivo. El tacto y la paciencia son básicos.
ESCENARIO 1: Perro conoce a perro

Lo más habitual es que el nuevo perro sea un cachorro. Ayuda mucho a la convivencia llevarle al veterano una manta impregnada con el olor del pequeño. También es útil que los presentes previamente en un par de ocasiones durante poco tiempo y en un lugar neutral, un parque por ejemplo, para que después se reconozcan. Si hay gruñidos u hostilidad es bueno calmar los ánimos con premios a ambos para que asocien la toma de contacto con un resultado positivo. De todas formas no olvides sujetarlos con correas y la paciencia de nuevos intentos.

Ya en casa, prepara una habitación aparte para el cachorro con el kit completo: boles de comida y bebida, cama, juguetes; una separación tipo malla es perfecta para proteger sin aislar, con el fin de que el veterano se acostumbre a la nueva presencia. Que no falte el sentido común: vigila los contactos entre ellos e interviene rápidamente si surgen problemas. Es clave tratarlos equitativamente tanto en premios, estímulos y atención, como en regaños. Sí, es difícil no consentir al cachorro, pero ganará la paz doméstica. En cuanto haya confianza dales de comer en la misma habitación.

ESCENARIO 2: Gato conoce a gato

Si el nuevo gato es cachorro debes aprovechar el periodo de socialización para acostumbrarlo al contacto con personas y otros animales. Si es adulto, el periodo de adaptación puede llevar algunas semanas. Cuando el felino-jefe recele y reclame su territorio, reserva un espacio aparte para el recién llegado y premia al veterano con caricias si después se muestra tranquilo en presencia del okupa; jamás lo regañes o añadas tensión a la escena. Frota a cada uno con un trapo y úsalo como alfombrilla del cuenco de comida del otro, así ambos se habituarán a sus olores en un contexto placentero; repite la operación cada día en varias ocasiones.

Prueba el contacto de forma dosificada: primero, haciendo que los dos coman con una puerta de por medio, y después entreabriéndola unos centímetros para que puedan olisquearse, juntar hocicos y darse las manos. Permite que el nuevo felino explore la casa con el anterior encerrado mientras tanto; poco a poco dejará de quejarse al salir y percibir el aroma del invasor.

Más información:

www.elgatoencasa.com (Un segundo gato en casa)

www.affinity-petcare.es (Tu mejor amigo)

• Un diccionario para entender a tu perro, Verde es Vida nº66, página 40 (ver en la web)

  • Escenarios 3 y 4: Gato conoce a perro y perro conoce a gato
    Escenarios 3 y 4: Gato conoce a perro y perro conoce a gato

    En estos dos escenarios, el actor protagonista es el dueño, quien deberá tender puentes con dotes de hábil observador. Por las diferencias de tamaño y carácter es el gato el que da las primeras pautas de comportamiento ante la inesperada presencia de un can. Algunos huyen despavoridos, otros reaccionan con calma si no los agreden, y los hay que mantienen siempre las distancias. La estrategia dependerá de esta primera reacción.

    Es mejor situar al gato fuera del alcance del perro para que se sienta seguro en los primeros contactos, y a su vez sujetar al perro con la correa para que no se abalance contra el minino o se muestre demasiado nervioso.

    Muy importante: se debe tratar a ambos con normalidad y no adoptar el papel de protector de uno de ellos; si existen recelos, con contactos breves pero cada vez más frecuentes ambos irán defi niendo el tipo de convivencia que prefi eren.

    Debes emplear mucho tiento al principio: cuando el gato sufre una experiencia muy desagradable es difícil convencerlo después de que se deje querer. Si el gato es adulto y el perro cachorro, sujeta al felino y acarícialo en los primeros vis a vis; cuando el gato es el cachorro, mantén siempre bien sujeto al perro por si el gato suelta un zarpazo y recibe a cambio una dentellada.

    Perros y gatos suelen establecer entre ambos sus propios códigos: en ocasiones se comportan de forma diferente si nadie los mira, y las persecuciones a veces son un simple juego de destreza cazadora.

    Para establecer una base de respeto es importante que ambos animales tengan sus espacios de comida y descanso separados; ninguno perdonará que el compañero de piso le robe su alimento. A la hora de repartir zonas, recuerda que el mundo del perro es bidimensional, de suelo y como mucho el sofá; pero el del gato es tridimensional porque puede subirse a cualquier cima.

Reportaje completo nº 65 >> página 46