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Rosales entre vivaces y gramíneas

Rara vez presentes en las plantaciones naturalistas, los rosales han encontrado un lugar en los jardines que Jesús Moraime ha creado en su finca ganadera de La Vera, en Cáceres. En estas páginas, el paisajista, coleccionista de rosas históricas y New English Roses, reivindica las numerosas cualidades que aportan como arbustos y trepadoras en un entorno campestre, y revela cómo las selecciona y con qué vivaces, subarbustos y gramíneas las combina.

El jardín de la Casa de Las Encinas, abierto a la sierra de Gredos, ocupa cuatro arriates en cruz desbordantes de vegetación. En él, varios rosales conviven con Phlomis fruticosa (en primer plano), Nepeta x faassenii ‘Six Hills Giant’ y otras vivaces.

Texto y fotos_ Jesús Moraime, paisajista

Hace treinta años, después de pasar por una juventud de indiferencia o casi diríamos rechazo, me enamoré de las rosas gracias al colega paisajista y amigo Javier Álvarez de Eulate, y a la belleza y versatilidad de las llamadas New English Roses creadas por David Austin.

Si en el jardín de la Casa de San Julián, la primera que hice en el Valle del Naval, en La Vera, reinaban a sus anchas en compañía de Rosas Antiguas y algunos subarbustos y bulbosas, azucenas e iris [ver La colección de rosas de un paisajista], en los de las dos que construí después, Las Encinas y La Junta, los rosales se maridaron con gran número de herbáceas y gramíneas según la corriente imperante en el mundo del paisajismo de la mano del maestro Piet Oudolf.

Entre la multitud de herbáceas y gramíneas, los rosales aportan estructura durante el invierno y la primavera temprana, colorido en sus follajes y la exuberancia y perfume de sus flores, a la vez que sirven de refugio a insectos y pequeñas aves.
Las composiciones florales de estos dos jardines me permiten reivindicar un lugar para los rosales en unos jardines de actualidad de los que prácticamente han desaparecido. Entre la multitud de herbáceas y gramíneas, los rosales aportan estructura durante el invierno y la primavera temprana, colorido en sus follajes y la exuberancia y perfume de sus flores, a la vez que sirven de refugio a insectos y pequeñas aves insectívoras que nos regalan su canto y la ayuda en el control de plagas.

Milenramas, coreopsis, equináceas, milamores, gauras, Verbena bonariensis, Salvia nemorosa y Tulbaghia violacea son algunas de las vivaces que, junto a gramíneas como calamagrostis, penisetos y miscantos, acompañan a diferentes cultivares de David Austin, Jacques Mouchotte para Meilland (‘Pierre de Ronsard’), Henri Antoine Jacques (‘Félicité et Perpétue’) y Jules Gravereaux (‘Roseraie de l’Haÿ’) en unas composiciones florales con interés a lo largo de todo el año.


Criterios de selección de los rosales

A la hora de elegir los rosales es definitoria la forma del arbusto y su tamaño tanto en altura como en su desarrollo volumétrico. Sitúo los de mayor tamaño en los fondos de escena y los más pequeños en un plano medio o cerca de los senderos con el fin de poder disfrutar de su tacto y su perfume. Una mala elección de la dimensión de la variedad elegida puede entrar en competencia con las vivaces próximas. 

Tengo en cuenta también el mayor tiempo de desarrollo de la forma clímax de los rosales frente al más rápido de las vivaces. La forma de la flor, su tonalidad, la coloración del follaje y la producción de frutos ornamentales serán los restantes criterios para la selección de la variedad idónea.

Los jardines de Casas del Naval entran en contacto directo con los prados y la vegetación circundante, zonas en las que utilizo especies de rosales silvestres y otras de tipo rambler de aspecto natural expansivo, que no requieren poda, y con flores sencillas, de manera que la integración del jardín en el entorno obedezca a un gradiente naturalista.

Más información:

casasdelnaval.com

En verdeesvida.es:

La colección de rosas de un paisajista

  • Rosas de mayo
    Rosas de mayo

    Los rosales del jardín de la Casa de Las Encinas en su máximo esplendor la pasada primavera, a siete años de su plantación. Desde la izquierda, ‘Lady Emma Hamilton’, ‘Princess Anne’, los trepadores ‘Constance Spry’ y ‘Pierre de Ronsard’, ‘Lady of Shalott’ y ‘The Mayflower’.

  • Rosas entre espigas de gramíneas
    Rosas entre espigas de gramíneas

    ‘Lady Emma Hamilton’, uno de los rosales favoritos de Jesús Moraime, lleno de flores en verano entre espigas de calamagrostis y penisetos.

  • Follaje cobrizo
    Follaje cobrizo

    El follaje cobrizo del rosal ‘Lady Emma Hamilton’, aun sin flores en la foto, contrasta con las flores violetas de la Salvia nemorosa y las rosadas del rosal ‘The Mayflower’.

  • ‘Madame Alfred Carrière’
    ‘Madame Alfred Carrière’

    El vigoroso y refloreciente rosal trepador ‘Madame Alfred Carrière’, rebosante de flores sobre la pérgola de la alberca de la Casa de La Junta.

  • Rosal rambler ‘Bobbie James’
    Rosal rambler ‘Bobbie James’

    En la transición del jardín formal al campo, un rosal rambler ‘Bobbie James’, trepador sarmentoso. Detrás, un Ceanothus ‘Gloire de Versailles’.

  • Rosa x odorata ‘Mutabilis’
    Rosa x odorata ‘Mutabilis’

    En la colección de rosales que Jesús Moraime plantó en el primer jardín de su finca de La Vera, delante de la Casa de San Julián, destaca la Rosa x odorata ‘Mutabilis’, ideal para los jardines de campo por su aire silvestre y larga producción de flores que cambian de color al envejecer.

  • Al final del verano
    Al final del verano

    Un ramillete de rosas ‘Lady of Shalott’ de exquisita fragancia de té, en contraste con las luminosas espigas florales del Pennisetum alopecuroides ‘Hameln’ y el chispeante blanco de las florecillas de una gaura, Oenothera lindheimeri, con el follaje rojizo al final del verano.

  • Rosa ‘Lady Emma Hamilton’
    Rosa ‘Lady Emma Hamilton’

    A su forma bonita y porte compacto, la Rosa ‘Lady Emma Hamilton’ suma unas flores cuyo colorido evoca la lava del Vesubio: al abrirse, el rojo oscuro con matices anaranjados de los capullos adquiere tonalidades mandarina. En primer plano, flores violetas de Verbena bonariensis.

  • Rosa canina
    Rosa canina

    Canina por la fiereza de sus tallos espinosos, esta rosa botánica que crece de forma silvestre en Europa aporta a estos jardines un nexo con el gran paisaje que domina el pico Almanzor. Sus flores dan pie a coloridos escaramujos, de los que se alimentan diversas especies de aves.

Reportaje completo nº 104 >> página 26