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Es momento de plantar las especies mediterráneas

El otoño es una estación de gran belleza en los jardines, pero también una ventana climática ideal para plantar en las mejores condiciones: temperaturas suaves y lluvias estacionales. Las plantas que mejor se adaptan a nuestro clima y suelo —las nativas de la Cuenca Mediterránea, pero también de los otros mediterráneos del planeta— disponen en estos meses de los requisitos óptimos para arraigar y llegar bien establecidas al verano. Los jardines que te enseñamos en estas páginas son un espléndido ejemplo del enorme potencial jardinero de estas plantaciones.

En este jardín en la isla de Ibiza, el paisajista Juan Masedo plantó una selección corta de plantas que casan bien entre sí y con el lugar. Foto: Masedo Jardines

En la Península y las islas Baleares, las temperaturas y las lluvias del otoño ofrecen condiciones óptimas para plantar. Por su particular ciclo biológico, las especies de tipo mediterráneo —con origen no solo en las regiones que rodean el Mare Nostrum sino también en la zona del Cabo, en Sudáfrica, el sur y el sudoeste de Australia, el centro de Chile y California-México— se valen de esa ventana climática para volver a crecer después del periodo de dormancia estival, durante el cual se dedican sobre todo a resistir las altas temperaturas y la sequía.

La diversidad que ofrecen estas plantas en tonalidades, texturas, aromas, tamaños, formas, es enorme, producto de una gran diversidad de hábitats y estrategias de adaptación. La evidencia de su potencial jardinero se puede apreciar en toda su versatilidad en las páginas de este reportaje. Pero, además, estas plantas ofrecen el valor añadido de una gran adaptabilidad a las características del clima, la (creciente) escasez de agua y las características de los suelos. En estos tiempos en que el cambio climático es una evidencia incontestable, hacer más mediterráneo el jardín introduciendo estas plantas resilientes es de sentido común. Son ideales para una jardinería sostenible, de bajo riego y mantenimiento y menor demanda de cuidados. Hay mucho para elegir: unas 75.000 especies, entre ellas 25.000 propias de la Cuenca Mediterránea, incluidas muchas ibéricas.

Lo sostenible empieza plantando la planta adecuada en el lugar adecuado. Para ello es clave tener en cuenta su rusticidad o capacidad para soportar el frío y sus requerimientos de agua, luz y suelo.
Lo sensato es escoger las que respondan a las exigencias de cada lugar, teniendo en cuenta básicamente su rusticidad o capacidad para soportar el frío y sus requerimientos de agua, luz y suelo. Recuerda que lo sostenible empieza plantando la planta adecuada en el lugar adecuado.

A partir de ahí se trata de identificar las distintas zonas del jardín y sus microclimas y combinar una gama de especies compatibles entre sí por requerimientos de cultivo, que en conjunto permitan conseguir unas plantaciones que ofrezcan interés todo el año y compensen con sus follajes persistentes plateados, verde oscuro, blancos, dorados... el decaimiento que produce el verano.


Cuándo empezar a plantar y cómo regar

Desde el momento en que amainan las altas temperaturas ya se puede empezar a plantar, sobre todo en las zonas de inviernos más fríos, como la mitad norte de la meseta, de forma que las plantas tengan tiempo suficiente para arraigar antes de que el termómetro baje demasiado. En las regiones más cálidas se puede plantar incluso hasta diciembre.

En el momento de plantar el riego ha de ser generoso para que el cepellón tome buen contacto con el sustrato y desaparezcan las bolsas de aire. A continuación, durante las primeras semanas sobre todo, es vital asegurarles humedad a las raíces para que no se sequen y mueran. A lo largo de todo el primer año el riego es imprescindible. El experto en plantas mediterráneas y viverista con base en la costa del sur de Francia Olivier Filippi, autor de El jardín sin riego, propugna una jardinería donde a partir del segundo año solo las lluvias estacionales proporcionen agua a las plantas. Los paisajistas españoles consultados coinciden en que este ideal resulta muy difícil de cumplir en un clima mucho más duro en general, con un menor grado de humedad ambiental, un régimen de lluvias más escasas y gran amplitud térmica sobre todo en las regiones continentales. El riego es imprescindible, incluso en las islas Baleares, si se desea disfrutar en el verano de un jardín que se vea como tal y no como un páramo marrón.

En las regiones más continentales los riegos se pueden concentrar en las épocas más calientes y efectuarse de forma abundante, profunda y espaciada: cada siete, diez o 15 días, según las condiciones climáticas y las características del lugar y su suelo.

Los alcorques, vieja práctica de la agricultura mediterránea, son de gran ayuda para un mejor aprovechamiento del agua. El viverista francés recomienda hacerlos de unos 60 centímetros de diámetro y 20 de altura, de modo que puedan retener 20-30 litros de agua y asegurar que penetra en profundidad.

El exceso de agua, así como los riegos cortos y continuos, amenazan la longevidad de estas especies adaptadas a la sequía. Las raíces profundizan menos, lo que puede derivar en una estructura radicular menos potente y más dependiente en el futuro. Además, muchas de estas plantas no admiten el riego ni siquiera en verano, ya que las vuelve propensas a enfermar por hongos.


Cómo preparar el suelo

La sensibilidad de las plantas mediterráneas a la humedad del sustrato exige asegurarles un perfecto drenaje, sobre todo de cara a los episodios de gota fría del otoño. “No es sino con un suelo drenado (como el de la garriga) que las plantas de terreno seco podrán enfrentarse al exceso de agua de las lluvias fuertes”, advierte Olivier Filippi en la entrevista publicada en Verde es Vida nº87.

Una buena preparación del suelo comienza labrando cuidadosamente la tierra para descompactarla, de forma que las raíces puedan profundizar más rápidamente. Si es arcilloso, además de descompactarlo se puede mezclar con arena gruesa de río en una proporción del 30 al 50%, o plantar en caballones de sustrato permeable y ligero de unos 20-30 centímetros de altura. Algunos paisajistas suelen añadir un pequeño porcentaje de mantillo para mejorar la textura y estructura del suelo en el momento de plantar.

Luego, a lo largo del cultivo ya no se suele aportar abono: las especies mediterráneas en general prefieren los suelos pobres.

Acolchar el suelo con áridos o triturado de poda forestal contribuirá a reducir la evaporación y aprovechar mejor el riego (se calcula un ahorro de hasta el 40%), proteger las raíces del calor o el frío fuertes, evitar la compactación y reducir la aparición de malas hierbas.


El objetivo: reducir las tareas de mantenimiento

Si las plantas cuentan con las condiciones de cultivo adecuadas serán menos propensas a enfermar o atraer a las plagas. Si alguna se ve enferma o no funciona, lo más sensato es reemplazarla por otra que responda mejor a las condiciones del lugar. En un jardín que se riega solo lo necesario las plantas crecen menos y por lo tanto disminuye la necesidad de poda. Además, surgen menos malas hierbas que escardar. Hay que tener en cuenta, además, que muchas plantas mediterráneas tienen alelopatía negativa, con lo cual impiden la germinación de especies competidoras alrededor. El mantenimiento del jardín se reduciría así a arrancar las malas hierbas que pudieran surgir, efectuar la poda de limpieza o de mantenimiento de arbustos y árboles cuando sea necesario, y recortar (y dividir cada cierto tiempo) las vivaces en el momento adecuado.


Jardines de Juan Masedo en Ibiza: balcones sobre el mar

Los jardines de Juan Masedo en Ibiza explotan la belleza natural de la costa de San Antonio, con sus inigualables puestas de sol, y el interior agrícola, enclaves tan espectaculares como difíciles de ajardinar: roca desnuda, una capa de suelo mínimo cuando no inexistente o degradado, viento salino... “Necesitábamos crear espacios y volúmenes que los acompañaran, potenciar vistas, tapar otras...”, explica el paisajista. “Pero lo más complicado fue escoger las especies que pudieran vivir allí”. Sobre tierra nueva, enriquecida con abono orgánico y mineral, plantó una selección corta de plantas que casan bien entre sí y con el lugar: Westringia fruticosa ‘Smokey’ y Teucrium podados en forma de bola, lentiscos, Aeonium, Limoniastrum, de suave floración rosada, ágave azul en contraste con el rojizo Aloe cameronii... Para los jardines del interior eligió tomillos, santolinas, aquileas, artemisas, perovskias, helicrisos... Todas estas plantas resisten periodos de sequía, pero aquí reciben agua por goteo: “En Baleares no puedes no regar en verano, cuando la gente viene de vacaciones y quiere disfrutar de su jardín”. El acolchado de triturado de poda forestal tapa las líneas de riego, conseva la humedad y aporta nutrientes.


Jardines de Jardins de Tramuntana en Mallorca

El proyecto consistía en convertir el clásico campo mallorquín de olivos y algarrobos, propio de la sierra, en un jardín fiel al paisaje. En manos del equipo de paisajistas de Jardins de Tramuntana sus dos hectáreas se transformaron en un espacio ajardinado esencialmente mediterráneo, al que se integraron obras de arte, elementos de acero cortén y espejos de agua. En este entorno de olivos centenarios y palmeras, punteado por la silueta de vela de los cipreses, las plantaciones juegan con los romeros rastreros, los Teucrium y pistáceas podados en formas onduladas y las gramíneas. A ello se añade la espectacular floración de los rosales ‘Iceberg’. En distintos momentos del año, agapantos, lavandas y unas espléndidas buganvillas aportan notas florales de color.


Jardines de Urquijo-Kastner: aire provenzal en tierras de Ávila

En Ávila, a 1.100 metros, nada promete que se puedan cultivar lavandas entre cipreses y olivos. Pero a la vista está que es posible. Fue un empeño decidido de los dueños de una parcela de 11.000 metros cuadrados y un reto para el estudio de paisajismo Urquijo-Kastner. Aterrazar el terreno permitió sortear las dificultades del suelo pedregoso y ofrecer a la plantación, sobre todo a los grandes olivos del Alto Aragón, aptos para inviernos crudos, miles de metros cúbicos de tierra de buena calidad. “Ya tiene cuatro años y ha funcionado muy bien: las plantas elegidas no llegan a agostarse y el frío no resulta tan limitante”, dice Miguel Urquijo. “La floración es más tardía, pero más larga”. La idea es que con el tiempo, los arbustos, hoy podados en forma de cojín, se fusionen en nubes.


Planta Paisajistas: experimentando con vivaces

Este jardín rebosante de color y texturas en un pequeño pueblo de Segovia es el laboratorio donde Olmo Rengifo y Enriqueta León prueban el comportamiento de las vivaces y gramíneas candidatas a formar parte de los proyectos de su estudio, Planta Paisajistas. “En España son aún desconocidas, no se encuentran muy fácilmente y tampoco hay muchos datos reales sobre su cultivo en nuestro clima mediterráneo continental”, explican. Las fotos enseñan unas 25 especies y variedades. Se riegan lo justo por goteo y no se suelen abonar ni fumigar. Si alguna no funciona la arrancan sin más. El mantenimiento se reduce a una poda al final del invierno. Como acolchado emplean arena fina mezclada con mantillo, que facilita la escarda primaveral.


En el reportaje publicado en Verde es Vida nº91 (hemeroteca online) podrás ver numerosas fotos de estos jardines.

Más información:

Jardines exuberantes… de bajo riego

El jardín mediterráneo, sabiduría de vida

• Una jardinería mediterránea en clave naturalista, Verde es Vida nº84 (hemeroteca online)

• Nativas ibéricas para tu jardín, Verde es Vida nº87 (hemeroteca online)

• Entrevista con Olivier Filippi, Verde es Vida nº87 (hemeroteca online)

  • Balcones sobre el mar
    Balcones sobre el mar

    En la costa de San Antonio, Ibiza, la plantación potencia las vistas.
    Foto: Masedo Jardines

  • Al pie de la sierra de Tramuntana
    Al pie de la sierra de Tramuntana

    En un entorno de olivos centenarios y palmeras, punteado por la silueta de vela de los cipreses, las plantaciones de Jardins de Tramuntana juegan con los romeros rastreros, los Teucrium y pistáceas podados en formas onduladas y las gramíneas.
    Foto: Jardins de Tramuntana

  • Olivos y lavandas en Ávila
    Olivos y lavandas en Ávila

    Olivos del Alto Aragón, acostumbrados al frío, y lavandas en flor a 1.100 metros de altura en el centro de España. La floración es más tardía, pero más larga, asegura el paisajista Miguel Urquijo, autor del diseño y las plantaciones junto con Renate Kastner.
    Foto: Urquijo-Kastner Estudio de Paisajismo

  • Parterres de vivaces en Segovia
    Parterres de vivaces en Segovia

    Varias especies y variedadas de vivaces mezclan texturas y colores en un parterre del jardín experimental de Olmo Rengifo y Enriqueta León en un pequeño pueblo de Segovia.
    Foto: Planta Paisajistas

  • Ultranaturalismo en la Ribera del Duero
    Ultranaturalismo en la Ribera del Duero

    Santolina rosmarinifolia y Stachys bizantina en flor, en primer plano, entre romeros y otras especies mediterráneas, fotografiados en junio en Granja Alnardo, en la Ribera del Duero. Forman parte de un experimento ecológico ultranaturalista, con uso preferente de nativas, sin riego y de bajo mantenimiento, del paisajista británico Tom Stuart-Smith.
    Foto: Locus Amoenus