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Un jardín con sabor a fresa

Cultivar fresas y fresones es sencillo, fácil y apetitoso. Por sus características se pueden plantar tanto en el huerto como en el jardín o incluso en un tiesto del balcón, ya que no requieren mucho espacio ni dependen demasiado de la luz directa del sol. Obtendrás una de las frutas más deliciosas: ¡de la mata a tu paladar!

Las plantas de fresas son de una gran belleza ornamental por el color de los frutos y su tendencia a colgar. Copyright: Istockphoto/ Valda Tappenden

El hábitat natural de las fresas (género Fragaria) son los claros de los bosques de los climas templados. A partir de ahí se puede deducir fácilmente qué condiciones de suelo, iluminación, temperatura y humedad necesitan.

• Suelo: Tanto las fresas (Fragaria vesca) como los fresones (cultivares obtenidos a partir del híbrido Fragaria x ananassa) requieren un sustrato algo ácido; si es básico suelen aparecer problemas de clorosis. Prefieren los suelos que drenen bien (para evitar la podredumbre de las raíces), aunque capaces también de retener agua. El contenido de materia orgánica del sustrato debe ser más bien alto, de hasta el 5%.

Puedes obtener tus plantas por semilla o por plantones, que ya se venden en los centros de jardinería con las horas frío necesarias para fructificar.
• Iluminación: Toleran bien una exposición sombreada. Demasiadas horas de sol directo pueden dañar hojas y frutos.

• Temperatura: Son capaces de soportar heladas fuertes en invierno y calor intenso en verano, pero su temperatura ideal de fructificación se sitúa en torno a los 18°. En climas muy cálidos pueden fructificar con mayor dificultad, ya que suelen necesitar acumular horas de frío (por debajo de 7°) para romper la latencia invernal.

• Riego: Las fresas y fresones no llevan bien la carencia de agua, especialmente durante el periodo de fructificación.

Cómo tener éxito en el cultivo

Si decides realizar tu plantación de fresas en el huerto o el jardín, sitúala directamente en zonas donde no podrías plantar otras especies, como al pie de árboles o arbustos, al lado de muros, casetas, etcétera. Conviene plantarlas en un caballón que favorezca el drenaje del agua de riego, y cubrir el suelo con un acolchado orgánico que proteja a la planta de factores climáticos extremos, mantenga la humedad, aporte materia orgánica, frene el crecimiento de malas hierbas, e impida el contacto de los frutos con la tierra.

En cultivos intensivos, en lugar de acolchado se suele usar un plástico negro, que tiene la ventaja de impedir casi por completo la aparición de malas hierbas, a la vez que acumula calor, lo que elimina algunos patógenos del suelo.

Si dispones de un pequeño invernadero o un túnel conseguirás adelantar la fecha de producción de los frutos. También puedes fabricar un microtúnel con aros metálicos y polietileno transparente: no protege tanto del frío como un invernadero grande pero te ayudará a ganar algunos grados de temperatura que permitirán adelantar y ampliar el tiempo de cosecha.

Por semillas o plantones

Puedes obtener tus plantas por semilla (los semilleros suelen iniciarse en abril-mayo) o por plantones, que ya se venden en los centros de jardinería con las horas frío necesarias para fructificar. La recolección abarca toda la primavera; en agunos cultivares incluso se prolonga hasta la llegada de las primeras heladas. Los frutos se deben recolectar cuando están bien maduros para disfrutar al máximo de su aroma, sabor y textura.

Fresas y fresones para cultivar en casa

Existen alrededor de 20 especies de fresas y fresones del género Fragaria, pero si se suman híbridos y cultivares alcanzan más de un millar de tipos diferentes, con frutos de distintos tamaños, colores, aromas y sabores. Fresas y fresones se distinguen principalmente en que las primeras son, en general, de aroma más intenso y menor tamaño, en tanto que las segundas son frutos más grandes y más dulces. 

Algunas de las variedades más habituales son: 

• Reina de los Valles: Es una de las fresas más comunes en España. Es de fruto pequeño, aromático y de excelente sabor. 

• Mara des Bois: Fresa remontante muy productiva: da frutos desde la primavera hasta las primeras heladas del otoño. 

• Camarosa: De frutos grandes y firmes, es probablemente la variedad de fresón más cultivada hoy en día. Se adapta bien a diferentes climas y es de fructificación muy temprana. 

• Carisma: Variedad de fresón muy vigorosa. Se adapta a diversos climas. Los frutos son de gran tamaño y color menos intenso. 

• Tudla: Produce frutos grandes y alargados, y tiene la ventaja de crecer mejor que otras variedades en suelos menos ácidos. 

Entre los fresones remontantes destacan también Albion, Cristal y San Andreas. Y entre los precoces, Garigette. 

Más información:

Frutos del bosque en la terraza, Verde es Vida nº61, página 54 (ver en la web).

 

  • Fresas en una maceta
    Fresas en una maceta

    Fresas y fresones se prestan muy bien al cultivo en contenedor. Asegúrate especialmente de que el sustrato drene bien, y que en verano no les falte agua; el mulching ayuda a evitar la pérdida de humedad.
    Para aprovechar el efecto colgante de las matas de fresa existen tiestos especiales con huecos a lo largo de las paredes que permiten insertar muchas plantas en un mismo recipiente; también se suelen plantar en torres de tiestos de mayor a menor. Pero, además, al ser rastreras, algunas fresas también se pueden enredar en espalderas. El resultado es, además de práctico, muy estético, ya que la floración blanca, rosada o magenta, según la variedad, coexiste con los frutos, lo que la hace especialmente decorativa. Las flores son rosas simples de cuatro o cinco pétalos (el género pertenece a la familia de las Rosáceas).
    Foto: Earthworm

  • Fresas con sabor a piña
    Fresas con sabor a piña

    Pineberry es el nombre de estos pequeños fresones muy llamativos por su color blanco tachonado de pepitas rojas cuando están maduros. El nombre alude a su suave fragancia a piña.
    Foto: Istockphoto

Reportaje completo nº 69 >> página 54