Descripción
Las densas matas de Erigeron karvinskianus o Erigeron mucronatus —la vitadinia o margarita cimarrona originaria de México (Mexican daisy la llaman los anglosajones) y América Central— parecen verdaderas nubes de pequeñísimas margaritas blancas o rosadas. Levantan entre 20 y 60 centímetros y se comportan como tapizantes y a veces incluso como trepadoras, en borduras, rocallas, muros, taludes y macetas. Se trata de una vivaz semileñosa que da flores prácticamente todo el año y pierde o no las hojas según el clima (USDA 8-11). Es ideal para la xerojardinería y los jardines costeros.
Hojas
El follaje está formado por minúsculas hojas (de seis a ocho milímetros, de ahí el nombre mucronata); las inferiores suelen ser trilobuladas y las superiores, lanceoladas y enteras. Son pubescentes y de color verde claro. El follaje es perenne, aunque puede caer si la planta sufre una sequía severa o mucho calor, para rebrotar en otoño. Los tallos son muy finos y abundantes.
Flores
Florece desde la primavera hasta bien entrado el otoño y en algunos climas incluso el año entero. Las inflorescencias son pequeños capítulos (el género pertenece a la familia de las Asteráceas o Compuestas) de color blanco, que adquieren un tono rosado oscuro al envejecer; el botón central es amarillo. Son melíferos.
Cultivo
Le gusta el pleno sol, aunque también la semisombra, y le va cualquier tipo de suelo, incluso pobre y calcáreo, siempre que sea ligero y drene bien. Es capaz de vivir en los resquicios de las piedras o los muros con un mínimo de sustrato. Crece rápidamente. Tolera hasta -12 grados, la sequía y el aire marino. Necesita riego regular y conviene darle abono para plantas de flor preferiblemente con componentes de origen animal. Se planta en primavera (entre cinco y seis plantas por metro cuadrado). Se multiplica por división de mata en febrero-marzo, esquejes o semillas.
Cuidados
La especie resiste bien el ataque de las plagas. Al final del invierno, una poda fuerte bastará para que rebrote con brío. En los climas suaves, al semillar abundantemente puede convertirse en una especie invasora.
Foto: María Losseau