Descripción
Este hibisco nativo de las marismas, zonas pantanosas, llanuras aluviales, riberas fluviales y prados y bosques húmedos de América del Norte —desde Ontario hasta Florida— es una vivaz vigorosa de esbeltos tallos con base leñosa, ideal para cultivar en las zonas más húmedas del jardín y en las orillas e incluso el interior de los estanques. Resiste el frío intenso, al contrario de su pariente más popular, el Hibiscus rosa-sinensis, y produce flores mucho más grandes: de unos 20-22 cm de diámetro e incluso de 25-30 cm en algunos cultivares. Empieza a florecer a mediados del verano y no cesa hasta perder la parte aérea cuando llegan las bajas temperaturas. Es de bajo mantenimiento.
Estructura, follaje y flores
Las plantas son redondeadas —suelen alcanzar entre 0,90-2 m de altura y 0,60-1,20 m de ancho—, de aspecto arbustivo y muy frondosas, con hojas ovales o lanceoladas de 7,5 a 20 cm de largo, enteras o con tres o cinco lóbulos. El follaje puede ser verde, como en los cultivares ‘Honeymoon’ (en la foto), o con tintes burdeos, como en ‘Summerific Perfect Storm’, cobrizos o bronce. Las corolas están formadas por cinco pétalos superpuestos de color blanco, crema, rosa pálido o intenso, o carmesí, con una llamativa mancha central en la que destaca la prominente columna estaminal típica de los hibiscos y un largo estilo. Duran uno o dos días, pero a cambio su producción es continua y copiosa: en el pico de la floración, una planta madura puede producir a diario 20 o más flores. Son muy atractivas para los polinizadores. El específico moscheutos alude a su olor a almizcle. Existen numerosos cultivares; en algunos de ellos, como los del grupo ‘Southern Belle’*, las corolas pueden alcanzar 25 cm de diámetro.
Cultivo y cuidados
Para conseguir muchas flores se debe cultivar a pleno sol en un suelo húmedo y rico en materia orgánica, y asegurarle abundante agua de forma constante. También vive bien en sombra ligera y en sustratos de riqueza media. Es muy rústico y tolera el calor siempre que cuente con humedad suficiente para evitar que se queme el follaje. Una buena circulación de aire favorece la salud de las plantas, pero debe situarse en un sitio a salvo del viento desecante. Pinzar las flores marchitas incentiva la refloración. Al final del otoño, los tallos secos se deben podar a unos 10 cm del suelo y reducir el riego; rebrota desde la raíz en primavera.
Usos
Como ejemplar único o en grupos en las zonas húmedas del jardín y junto a los cursos de agua y estanques. También vive bien en contenedores.
* Cuenta con el Award of Garden Merit (AGM) de la Royal Horticultural Society por sus buenas cualidades jardineras.
Foto: Syngenta

