Descripción
Es una de las pocas coníferas de hoja caduca, de ahí uno de sus nombres comunes: ciprés calvo. Forma parte de la corpulenta familia de las taxodiáceas, a la que pertenece el tejo, cuyos miembros pueden alcanzar los 45 metros de altura. La base de su tronco suele ensancharse notablemente, sobre todo en terrenos pantanosos, donde sobresalen sus raíces para ayudar al árbol a respirar. Es una especie rústica (USDA 4).
Hojas y tronco
Las hojas son lineares, de color verde claro con visos amarillentos, de unos 15-17 milímetros de largo y disposición en dos filas. La ligereza del follaje y el cálido color rojizo que adquiere en otoño, antes de caer las hojas, le conceden un porte elegante y melancólico. El tronco tiene forma cónica y está recubierto por una corteza de color marrón rojizo que se desprende en largas tiras. Cuando crecen en terrenos sumergidos, las raíces desarrollan unas estructuras llamadas neumatóforos, que favorecen la respiración.
Flores y frutos
Es un árbol monoico, es decir, con inflorescencias femeninas y masculinas separadas aunque en el mismo pie. Las masculinas tienen forma de panículas colgantes; las femeninas son estróbilos o conos. Tras la fecundación, las pequeñas piñas de color marrón maduran a lo largo del otoño.
Cultivo
Las aguas estancadas son su hábitat ideal, aunque también subsiste en superficies más secas. No arraiga bien en los terrenos superficiales y arcillosos. Sus hojas pueden sufrir cambios de color (amarillear) y textura si crece en zonas alcalinas.
Cuidados
Es bastante resistente a las plagas y a las bajas temperaturas. Lo importante, en su caso, es evitar los ambientes secos y mantener la humedad. La época ideal para plantarlo es hacia el final del otoño y el invierno, cuando ha perdido el follaje.
De interés
Su madera, imputrescible y fácil de trabajar, se usa mucho en EE UU en construcción y ebanistería.
Foto: María Losseau