Descripción
Es, con la vid, uno de los símbolos del paisaje y la cultura mediterráneos. Este árbol de hoja perenne, tronco tortuoso y copa redondeada, es uno de los más típicos del campo español, aunque su carácter ornamental y su significación le han procurado desde siempre un sitio en los jardines. Algunos ejemplares alcanzan los cinco metros de altura. Se puede cultivar como ejemplar aislado, y en pequeños grupos o en procesión, si el espacio es grande. También se da bien en una terraza, si se planta en un gran macetero.
Hojas
Las hojas del olivo son perennes, lanceoladas y coriáceas. La cara superior es de color verde oscuro, y el envés, de un característico gris plateado.
Flores y frutos
Las flores no son nada llamativas y su polen resulta alergénico. Su fruto, la energética oliva o aceituna, es redondeado u ovalado según la variedad; al madurar gana un atractivo color vino.
Cultivo
Es una especie muy rústica, de fácil cultivo y larga vida (existen ejemplares varias veces centenarios). Prefiere los suelos arcillosos, aunque es capaz de adaptarse a cualquier terreno. Exige pleno sol para dar muchos frutos, y escaso o nulo riego (excepto cuando es muy joven); soporta largos períodos de sequía, y no admite el exceso de humedad. Resiste los fríos intensos. Tolera perfectamente los trasplantes.
Cuidados
Se suelen podar los ejemplares de jardín para redondear la copa, pero es mejor dejarlos crecer libremente. En los olivos jóvenes se debe dejar un solo tronco principal y eliminar los retoños; en los adultos conviene quitar las ramas secas y, a lo sumo, despejar levemente las ramas interiores. Se debe prevenir la plaga de la mosca del olivo, que ataca al fruto. La caparreta negra, que le causa al árbol pérdida de vitalidad, se trata con insecticida desde comienzos de la primavera.