Verde es Vida nº 87

27  Las rosas son las gran- des protagonistas del jar- dín delantero de la casa principal de la finca San Julián del Naval, en La Vera, Cáceres. En primer plano, una florida rosa ‘Escapade’ * , con ‘Evelyn’ asomando por la izquier- da. En el siguiente parte- rre, una Rosa gallica * . ƒ Rosas rosadas ‘Gertrude Jekyll’ y rojo púrpura ‘The Dark Lady’, entremezcladas; detrás, las blancas ‘Winchester Cathedral’. En la foto de abajo, los rosales vistos entre las varas florales del Stachys byzantina. L as plantaciones mixtas con rosas ocupan siete de los nueve cuar- teles del jardín que da la bien- venida a la casa principal de San Julián del Naval, la finca agrícola que el pai- sajista Jesús Moraime compró hace 17 años cerca de Villanueva de la Vera, en Cáceres. Perfumadas rosas antiguas —gálicas, damas- cenas, centifolias, rugosas, bourbon— , nue- vas rosas inglesas, alguna floribunda como la ‘Escapade’ * y una polyantha como la ‘Balleri- na’ *, cada una de ellas única en la forma de la flor y el color, y sin embargo en sintonía con el entorno de campo y las vivaces y arbustos mediterráneos que les hacen compañía. Este jardín pleno de sensualidad no solo expresa el gusto personal de su dueño sino también su gran conocimiento de la historia de los jardines. Lo diseñó hace 14 años en ín- tima unión con la casa, en origen un cuarto de aperos que hoy recuerda un encantador pabellón de jardín. El salón se abre a una alberca alimentada por un manantial, una suerte de impluvium romano precedido por un parterre de aladiernos (Rhamnus alater- nus). Los otros siete cuarteles de este traza- do en forma de parrilla, “típico de finales del Gótico”, lo ocupan las borduras mixtas, sepa- radas por caminos cubiertos con gravilla de mármol. Castaños y robles melojos arropan la casa y el jardín y dan cobijo a los pájaros, cuya afición por los pulgones ha resultado clave en una forma de cultivar libre de fitosanitarios. “No solían gustarme los rosales”, admite. “Los veía poco naturales, feos. Me los descu- brió el paisajista Javier Álvarez de Eulate. Lue- go leí Classic Roses, de Peter Beales...”. Hoy, su colección personal, solo de arbustivos y algún trepador, es la expresión de una pasión que crece con nuevas incorporaciones. Los que se ven en estas páginas son solo algunos. Una armonía cromática “Me gusta que los rosales ofrezcan interés todo el año, frutos tras la floración, y com- binen bien con las herbáceas perennes”, dice. Una mezcla en la que resuena el eco de dos jardines ingleses de rosas que Moraime co- noce muy bien: Mottisfont Abbey y el Jardín Blanco de Sissinghurst, aunque reinterpreta- da en clave personal y fiel al clima y a la tierra veratos. “Mis rosas son blancas, rosadas, púr- puras, nunca rojas”, señala; “les vienen muy bien los morados, rosas y azules”. Por ello las combina con especies de follaje gris como el Stachys byzantina y el Lychnis coronaria de flores fucsias; nepetas, salvias y Perovskia atriplicifolia de espigas azules; Erysimum ‘Bowles’s Mauve’* de flores magenta; Verbena bonariensis de corimbos violetas…No falta el aromático romero, y hace poco ha incorpora- do el Ceratostigma willmottianum*, el plum- bago chino de flores azules y roja otoñada. Los Iris germanica lilas (‘Annabel Jane’) y blancos y las virginales azucenas Lilium candidum son un guiño a los jardines medievales . Es un jardín sostenible y de bajo manteni- miento, “muy rústico, de poca agua y poco abono”. Un riego semanal largo y profundo en- tre mayo y octubre, una poda anual y “solo un poquito de guanhumus” le bastan. El sustrato permanece cubierto con corteza de pino. ✿ * Cuentan con el Garden Merit Award de la Royal Horticultural Society Rosa damascena ‘Lancaster and York’ Las flores dobles de esta rosa de Damasco creada en 1551 son a veces blancas, rosadas, o con variegaciones en los dos tonos, como en la foto. Como la gran mayoría de las rosas antiguas es olorosa y florece una sola vez. Rosa ‘Ballerina’* A lo largo del verano, este rosal arbustivo de aspecto silvestre se cubre de ramilletes de flo- res simples rosadas con el centro claro, de tres centímetros de diámetro. No suele faltar en los jardines de campo que diseña Jesús Moraime. ▷

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