Verde es Vida nº 86

TÉCNICAS 54 verde es vida Cómo combatir la procesionaria del pino La llamada procesionaria del pino, esa oruga tan temida y peligrosa por sus pelos urticantes, que forma largas filas de ejemplares, procesiones, entre noviembre y marzo, ha pasado de ser una plaga forestal a quedarse en las coníferas de nuestros jardines. Conocer su compor- tamiento y fases de desarrollo es clave para poder enfrentarse a ella y mantenerla a raya. FOTOS: SHUTTERSTOCK; KATJA SCHULTZ; ISTOCK  Las orugas bajan de los árboles para enterrarse, formando largas filas. A la dere- cha, el típico bolsón en el que se refugian del frío en invierno.  El cuerpo de las orugas está cubierto de numerosísimos pelos que provocan daño por contacto o inhalación, ya que se desprenden. Con los largos veranos e inviernos suaves de los últimos años podría decirse que la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityo- campa), el cuc del pi de Cataluña y Baleares, está afectando a casi todos los pinares de la península Ibérica, de donde ha pasado a los jardines. Ataca principalmente a los pinos —Pinus nigra, entre los autóctonos, y P. canariensis y P. radia- ta, entre los exóticos, son las especies más sensibles—, pero tam- bién suele ser habitual verla en los cedros, una conífera muy presente en nuestros jardines, e incluso de manera espo- rádica en algún abeto. Fases de desarrollo La mariposa de la procesionaria pone los huevos en verano (julio- agosto) en las acículas, el follaje característico de los pinos. Al cabo de 30-40 días, los huevos eclosionan y aparecen las orugas que, a medida que avanzan los meses, aumentan de tamaño mientras devoran las acículas. Construyen bolsones blancos de aspecto sedoso, donde se refugian. Estos nidos aparecen en otoño con la llegada de los fríos y coinciden con el estadio de desarrollo en que son más voraces, lo que se traduce en defo- liación de las ramas y la aparición de puntas secas. No obstante, a pesar de esta voraci- dad, la procesionaria no suele matar los árboles, aunque visualmente sea muy llamativo el daño. Completado el desarro- llo larvario, a partir de noviembre-diciembre y hasta marzo, según el clima, se pueden ver las características proce- siones de orugas, que buscan enterrarse en el suelo. Es el momento en que la plaga resulta más peligrosa para las personas y animales, ya que los pelos que las recubren resultan muy urticantes por la presencia de la toxina thaumatopina. Ejercen su efecto tóxico por contacto, pero también por vía aérea ya que al desprenderse y flotar pueden causar irritación de los oídos, nariz y garganta. Las conse- cuencias son intensas reacciones alérgicas, incluso letales sobre todo en los perros en caso de ingestión. Por lo consiguiente, desde finales del otoño en las zonas de clima cálido a los inicios de la primavera en las de clima frío es básico extremar las precaucio- nes y evitar pasear por las zonas donde esté presente la plaga. Al enterrarse en el suelo, las orugas se convierten en crisálidas, de las que saldrán en verano convertidas en mariposas, que reiniciarán el ciclo.

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