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GRANDES JARDINES
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verde
es
vida
L
a noble familia Bernadotte,
propietaria de la isla, disfruta
cada mañana desde sus bal-
cones de unas vistas extraor-
dinarias. Difícil concentrar en un cogollo
de apenas 45 hectáreas tantos estímulos
paisajísticos, botánicos, históricos y lúdi-
cos, con arborétum, invernadero de pal-
mas, exposiciones de mariposas, el lago
Constanza en miniatura, visitas guiadas
para profesionales o aficionados expertos,
y hasta concursos de jardines temáticos
innovados por estudiantes de paisajismo.
Lo más seguro es que cualquier visitante
lego en jardinería, incluso desentendido,
al final de la visita salga de sus boutiques-
vivero con bolsas repletas de bulbos, ma-
nuales de horticultura y prisas por plantar.
La bandera izada avisa que en ese mo-
mento la familia mecenas de las flores
habita el palacio barroco que domina la
colina que domina la isla que domina el
lago, al sur de Alemania y al abrigo de
los Alpes. Precisamente ese cortavientos
geológico regala a Mainau un microclima
mediterráneo
impropio de esas latitudes y
responsable de que la temporada floral se
extienda de marzo al final del otoño, desde
las madrugadoras campanillas de invierno
Schloss Mainau
El festival de
todas las dalias
En la isla de Mainau, en el lago Constanza, las estrellas son
las flores. Tantas flores como estrellas. Pero la más brillante
es la dalia, que en otoño cierra la temporada de floración con
uno de los festivales temáticos más importantes de Europa.
En los jardines creados por la familia Bernadotte en los años
treinta del pasado siglo, se luce en 270 variedades, toda una
exhibición de la belleza que esta flor puede ofrecer.
FOTOS: MMGI/MARIANNE MAJERUS
(Galanthus nivalis)
y al poco los crocus,
pensamientos, nomeolvides, margaritas o
alhelíes, que anticipan narcisos, tulipanes,
rododendros y peonías en plena eclosión
primaveral. Luego, la apoteosis de rosas:
Mainau atesora 20.000 rosales de 1.200
especies distintas, gran parte en su célebre
Jardín de Rosas Italiano. Y con el verano,
hibiscos y hortensias. Ya lo advierte como
declaración de intenciones la figura topia-
ria a la entrada de la isla, cruzado el puente
sobre el lago: una gigantesca flor hecha de
flores al estilo de un dibujo infantil.
La divina ‘Dahlia’
Pero las reinas indiscutibles de Mainau
son las dalias. La elección de esta especie
para celebrar por todo lo alto el final de
la temporada de floración no es casual.
Es flor tardía, nace en pleno verano pero
resiste hasta las vísperas del invierno y los
primeros fríos. Ninguna mejor, por tanto,
para encabezar el cartel. Puede decirse que
el resto son
teloneras
de la diva
Dahlia,
la
artista que cierra el espectáculo y baja en-
tre aplausos el telón. Pero, además, los ges-
tores de Mainau, el primer botánico euro-
peo en recibir la certificación Eco Audit, le
conceden ese protagonismo por su impre-
c
Desde el verano y
a lo largo del otoño, la
gran protagonista de
los jardines de Schloss
Mainau, en el lago
Constanza, es la dalia.
f
El cultivo de dalias
en la isla de Mainau,
también llamada
Isla
de las flores,
es posi-
ble gracias a su pri-
vilegiado microclima.
Los arriates llegan casi
hasta la orilla del agua.
ff
Rojo vivo y ama-
rillo, la mezcla cro-
mática que justifica el
nombre de esta bella
dalia cactus: ‘Weston
Spanish Dancer’.
ff
La célebre dalia
‘Jessica’, de tipo semi-
cactus, ha sido elegida
dos veces Reina de las
Dalias en el festival
de otoño en Mainau.