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Hojas rojas y doradas: la gran fiesta del otoño (2ª parte)

Son numerosas las especies de árboles caducifolios que ofrecen una espectacular otoñada en octubre y noviembre. En esta segunda parte del reportaje te ofrecemos información sobre nueve de ellas, desde el extraordinario ciprés de los pantanos (en la foto), el  Gingko biloba y el  Cotinus coggygri a, a arbustos como el Cotoneaster horizontalis, la callicarpa americana y la Aronia arbutifolia.

El color almagre del follaje del ciprés de los pantanos o ciprés calvo (Taxodium distichum) en octubre. Copyright: Kew on Flickr

Ciprés de los pantanos (Taxodium distichum)

Este árbol, también llamado ciprés de Luisiana o ciprés calvo, procede del sur de Estados Unidos. Pertenece a la corpulenta familia de las taxodiáceas, como el tejo, y es de lento crecimiento; puede alcanzar entre 40 y 45 metros de altura. La base de su tronco suele ensancharse notablemente, especialmente en terrenos pantanosos, donde sus raíces generan pneumatophoros, estructuras que le permiten respirar mejor. Su follaje verde claro se torna rojo antes de caer; en otoño maduran también las piñas. Es una especie dioica. 

Exposición: Sol y semisombra. Soporta el frío siempre que sea en un ambiente húmedo. No lleva bien la sequedad.

Suelo: Cualquiera. Las aguas estancadas son su hábitat predilecto (existen varios ejemplares en el estanque frente al Palacio de Cristal del Parque del Retiro, en Madrid), aunque también subsiste en terrenos más secos. No arraiga bien en terrenos superficiales o arcillosos.

Riego: Necesita mucha agua.

Mantenimiento: Ninguno.

Ver más información en la ficha.

Árbol de las pelucas (Cotinus coggygria)

Este arbusto, que puede alcanzar entre 2 y 5 metros de altura, destaca por sus plumosas inflorescencias en verano, de ahí su nombre popular, y por la bella transformación del color de su frondosa copa en otoño: antes de caer, su follaje verde o púrpura (en el cultivar ‘Royal Purple’) pasa al amarillo, luego al anaranjado y finalmente al rojo.

Exposición: Sol abundante, pero también semisombra. Se da bien en toda España, salvo en zonas de inviernos muy fríos. Debe protegerse de los vientos invernales.

Suelo: Sustrato de fertilidad media (si es muy rico no cambiará de color en otoño), fresco, pero bien drenado.

Riego: Regular en verano. Resiste las sequías.

Mantenimiento: Es poco delicado. Para un porte más compacto, podar en primavera después de que las yemas empiecen a brotar. Si se poda mucho dará menos flores.

Cultivares de interés: ‘Flame’, de hojas verde oscuro que pasan a rojo anaranjado en otoño, y flores plumosas rosadas en verano. ‘Golden Spirit’, de hojas verde limón que ganan un tono rojo coral antes de caer.

Usos: En jardines, solo o en grupo, junto a otros árboles y arbustos verdes para que destaque más. También en setos.

Callicarpa americana

Estos arbustos destacan por sus decorativas bayas de color morado o magenta que se mezclan en otoño con el follaje caduco amarillo dorado. En primavera dan flores rosadas y lilas. De rápido crecimiento, alcanzan entre uno y dos metros de altura.

Exposición: Mejor en semisombra, al abrigo del viento frío y de las heladas (especialmente el pie).

Suelo: Cualquiera, incluso calcáreo, pero bien drenado; mejor si son ricos, pero tolera los pobres.

Mantenimiento: Es rústica y no exige grandes cuidados. Precisa riego medio, pero soporta la sequía. Se puede practicar una poda eventual de formación después de la floración.

Especies de interés: Callicarpa bodinieri, de frutos muy decorativos y abundantes. Callicarpa bodinieri ‘Giraldii’, de frutos rosa magenta, y Callicarpa dichotomaCallicarpa purpurea, ambas más compactas (1,20 a 1,50 metros).

Usos: En pequeños jardines, para dar una nota de color en invierno como ejemplar aislado, en setos floridos o en grupos bajo los árboles, incluso los pinos.

Aronia arbutifolia

En este arbusto con forma de mata de la familia de las Rosáceas, las bayas rojas coexisten con el follaje de otoño primero amarillo y luego carmesí con tonalidades oscuras. En primavera luce flores blancas de cinco pétalos que destacan entre el verde lustroso de las hojas. Alcanza entre uno y tres metros de altura y crece lentamente al comienzo.

Exposición: Sol, semisombra o sombra.

Suelo: Fresco o húmedo, fértil; no calcáreo.

Mantenimiento: Necesita frecuentes riegos en verano. No tolera la sequía, pero soporta el frío.

Cultivares de interés: El cultivar ‘Brilliant’ presenta un color otoñal todavía más encendido. Los otras dos especies del género, Aronia melanocarpa y Aronia prunifolia, también producen bayas y lucen en otoño un bonito follaje de color; la primera es muy tolerante con la contaminación atmosférica y el frío extremo.

Usos: En setos libres, en masa o como ejemplares aislados.

Zumaque de Virginia (Rhus typhina) 

Este decorativo arbusto de ramificación abierta y hojas compuestas pinnadas de color verde vivo adquiere una preciosa tonalidad anaranjada rojiza en otoño. Puede alcanzar entre 4 y 6 metros de altura y entre 5 y 6 de diámetro. Produce flores en forma de panículas amarillas en primavera; los ejemplares femeninos presentan bellos frutos rojos en forma de panojas (siempre que haya un ejemplar masculino cerca), que persisten en la planta en invierno.

Exposición: Soleada en zonas frescas del norte de España; semisombra en las zonas más cálidas. Soporta el frío.

Suelo: Rico, suelto, húmedo, pero bien drenado, incluso calcáreo.

Mantenimiento: Poda eventual a finales del invierno para favorecer la emisión de nuevos tallos y un porte más compacto.

Cultivares de interés: El cultivar ‘Laciniata’ se caracteriza por un follaje más dividido y flores menos compactas, lo que le confiere un porte más ligero.

Usos: En jardines, como ejemplar aislado o en pequeños grupos.

  

Cotoneaster horizontalis

En otoño, el follaje verde de este pequeño arbusto rastrero muy ramificado se vuelve rojo y luego anaranjado, y convive con sus abundantes bayas rojas, que persisten durante el invierno.

Exposición: Sol, incluso semisombra. Soporta fríos intensos.

Suelo: Normal, bien drenado; se adapta perfectamente a la sequía.

Mantenimiento: Es muy rústico y no precisa grandes cuidados. Si acaso, requiere poda de formación al final del invierno.

Cultivares de interés: ‘Variegatum’, de hojas con márgenes crema; ‘Atropurpureum’, de follaje púrpura.

Usos: Ideal para rocallas y taludes.

  • Ginkgo biloba
    Ginkgo biloba

    Unas bellas hojas en forma de abanico caracterizan a este raro árbol (es una especie única, un fósil viviente sin parientes vivos), muy longevo, que puede alcanzar de 20 a 35 metros de altura. Su copa de color verde brillante se vuelve amarilla dorada en otoño antes de caer formando una espectacular alfombra. Es dioico: existen pies masculinos y femeninos.
    Exposición: Sol o sombra parcial. Se adapta a todos los climas y resiste la contaminación atmosférica.
    Suelo: Preferentemente rico, profundo y húmedo, pero bien drenado. Tolera los suelos pobres. Es conveniente aportarle abono al plantarlo y en primavera.
    Mantenimiento: Apenas le hace falta. Crece lentamente y no le gustan nada las podas; deben eliminarse las ramas secas. Necesita riego moderado cuando es joven, y generoso y espaciado cuando es adulto. Es muy resistente a las plagas.
    Usos: Como ejemplar aislado en jardines espaciosos. En alineación, en zonas de acceso muy grandes. No vive bien en maceta.
    Ver más información en la Ficha de www.verdeesvida.es
    Foto: Chris Alexander

  • Parra virgen (Parthenocissus tricuspidata)
    Parra virgen (Parthenocissus tricuspidata)

    Los muros tupidos de hojas trilobuladas de esta vigorosa trepadora pasan en otoño del verde al escarlata. Es de rápido crecimiento y se adhiere firmemente a las paredes mediante ventosas.
    Exposición: Sol, sombra parcial o sombra, y espacio para crecer. Soporta tanto el calor como el frío (-15 grados).
    Suelo: Normal, rico, fresco, pero bien drenado. Se le debe aportar abono orgánico (mantillo, compost, estiércol) en primavera.
    Riego: Regular, mayor en verano y cuando la planta es joven. Algunas variedades son resistentes a la sequía.
    Mantenimiento: Se debe controlar su expansión mediante la poda.
    Cultivares de interés: Existen cultivares con diferentes tonalidades de las hojas, como el ‘Purpurea’, de habitual tono rojizo.
    Foto: Mille D’Orazio

  • Amelanchier
    Amelanchier

    El follaje de estos grandes arbustos gana en otoño una encendida coloración de fuego o de tonos cobrizos, según la especie. En primavera se llenan de una nube de racimos de flores, que dejan paso a bayas rojas que luego viran al negro. Pueden alcanzar entre dos y diez metros de atura, según la especie.
    Exposición: Sol o semisombra.
    Suelo: Depende de la especie.
    Mantenimiento: Son arbustos rústicos. Precisan riego regular en verano. En primavera, después de la floración, hay que eliminar las ramas mal orientadas o avejentadas.
    Usos: Como ejemplares aislados o en grupos y setos libres. Y en contenedores grandes en terrazas y patios.
    Foto: Tony Frates

Reportaje completo nº 56 >> página 28