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Cactus: a falta de agua, mucha belleza

Los cactus conforman uno de los grupos botánicos más interesantes. Evolucionados en el continente americano, han desarrollado asombrosas adaptaciones a la escasez de humedad que los hacen únicos. Su extraordinaria variedad de formas, tamaños, colores y floraciones dotan a estas plantas de un valor estético que los amantes de la jardinería bien saben apreciar.

Los cactus son plantas de gran efecto decorativo, ya sea combinando especies por formas o tamaños o, como en este caso, utilizando un único tipo de cactus (Cereus) y una colección de boles de porcelana azul. Copyright: Oficina Holandesa de Flores

El camino evolutivo de los cactus (familia Cactaceae) es el producto de una lucha continua contra la pérdida de humedad. En el proceso perdieron las hojas, dejando el trabajo de la fotosíntesis a los tallos, y acumularon grandes cantidades de agua en sus tejidos. Desarrollaron unas estructuras llamadas areolas, sustitutivas de las yemas, que son las que generan espinas, pelos, nuevos vástagos y flores.

Al vivir en zonas de calores extremos, los cactus realizan el intercambio de gases durante la noche, de manera que mientras dormimos consumen dióxido de carbono, al revés que el resto de las plantas.

Los cactus aguantan bien la sequía, pero como todas las plantas también necesitan agua para vivir. Conviene dejar que el sustrato se seque entre riego y riego. El exceso de agua es letal.
¿Cuánto y cuándo hay que regar los cactus?

• Los cactus aguantan bien la sequía, pero como todas las plantas también necesitan agua para vivir. Conviene dejar que el sustrato se seque entre riego y riego. Es muy importante que la tierra no se encharque: demasiada agua y, sobre todo, un sustrato mal drenado provocan la aparición de hongos y la muerte de la planta. De hecho, uno de los mayores errores en el cuidado de las cactáceas es el exceso de riego.

El riego depende de muchos factores: exposición, época del año, tipo de sustrato, clima, si está en maceta o en tierra, el material de la maceta, si se encuentra en el exterior o no. Así, en una zona muy cálida y seca, un cactus en maceta de barro orientado al sur necesitará bastante más riego en la misma época del año que uno plantado en semisombra directamente en la tierra en una zona más templada y lluviosa.

Durante el verano, un riego cada 10 días puede ser correcto como referencia; en primavera y otoño se han de espaciar más. Mientras dure el frío invernal prácticamente no hará falta regar. Pero dentro de casa y con calefacción se debe seguir regando ocasionalmente durante el invierno para evitar que se seque completamente el sustrato.

¿Dónde hay que situarlos?

• Como norma general, la mayoría de los cactus del desierto prefieren una exposición soleada. Los cactus epífitos, en cambio, necesitan una posición en semisombra pero mucha luz. También requieren un exposición más sombreada en su periodo de adaptación los cactus recién trasplantados, los muy jóvenes y los que vienen de pasar una temporada en el interior.

Dentro de casa los cactus necesitan luz abundante. La falta de luz hace que se ahílen, es decir, que se estiren hacia la luz perdiendo su porte homogéneo. Por tanto, deben colocarse junto a las ventanas o bien utilizar alguna fuente de luz artificial.

¿Qué temperaturas necesitan para vivir?

• Muchos cactus, al provenir de zonas desérticas donde las noches pueden ser muy frías, tienen una resistencia moderada a las heladas. Sin embargo, entre las 2.000 especies de cactáceas que existen, muchas son de climas más cálidos (generalmente las epífitas) y toleran mal las bajas temperaturas. Lo mejor es informarse al adquirir la planta.

• Las lluvias invernales hacen a los cactus más sensibles a las posteriores heladas. La combinación exceso de agua más helada puede resultar fatal. La solución: llevarlos dentro de casa mientras dura el invierno.

¿Hay que abonarlos?

Los cactus se deben abonar, sobre todo los que viven en maceta, ya que los sustratos específicos suelen ser muy pobres en nutrientes y con mucha capacidad de drenaje. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado de no pasarse. Demasiado abono, en especial el nitrogenado, tendrá como consecuencia el crecimiento en verde de la planta en forma de tejidos débiles, menos resistentes a las enfermedades y a las temperaturas extremas. Se corre el riesgo, además, de perjudicar la floración.

• Se debe abonar solo durante el periodo activo de la planta, una vez al mes y siempre con moderación. Se debe suspender al final del otoño y todo el invierno.

¿Cómo y cuándo trasplantarlos?

• Los cactus que viven en maceta requieren trasplantes cada varios años debido al crecimiento de la planta y al agotamiento del sustrato. La mejor época para hacerlo es la primavera y el verano (nunca en invierno).

Es mejor que la nueva maceta sea tan solo unos centímetros más grande que la anterior. En el fondo ha de colocarse una capa de grava o pequeñas piedras para asegurar un buen drenaje.

El sustrato debe contener una buena proporción de arena (hasta un 50%). El resto se puede completar con turba (turba rubia para los cactus epífitos), o con una mezcla de turba y tierra de jardín. En tu centro de jardinería encontrarás sustratos específicos para cactus.

• Durante el trasplante deben utilizarse guantes de goma dura, a prueba de pinchazos, y un material envolvente.

• Es de vital importancia no dañar las raíces porque podrían penetrar hongos en la planta. Por lo tanto, en el momento del trasplante se debe eliminar con mucho cuidado la tierra que se quiere desechar con algún objeto sin filo. Si alguna raíz ha resultado dañada, aplicar carbón vegetal pulverizado y dejar sin regar durante unos 10 días.

• El cactus debe plantarse al mismo nivel en que se encontraba, es decir, respetando la altura del cuello.

• La maceta debe situarse en un lugar sombreado durante unos días.

Ver el paso a paso del trasplante en la revista Verde es Vida nº64, página 30 (hemeroteca).

Información relacionada:

• Jardín de Cactus de Lanzarote: escultura viva, Verde es Vida nº52, página 42 (ver en la web)

Ficha Cactus de Navidad (Schlumbergera truncata), Verde es Vida nº59, página 39 (ver en la web)

• Ficha Cactus piedra (Lithops sp.), Verde es Vida nº58, página 42 (ver en la web)

 

 

  • De grandes flores
    De grandes flores

    • Rebutia sp. Son cactus pequeños y globosos que ofrecen en verano flores rojas, anaranjadas, rosadas o amarillas muy grandes con relación a su tamaño. Semillan abundantemente.
    Foto: Windsurf Girl

  • Muy decorativo
    Muy decorativo

    • Rhipsalis cassutha. Oriunda de la América tropical, esta cactácea epífita no tolera el frío. Necesita mucha luz, pero fuera del sol directo, y cierta humedad ambiental. Da flores blancas.
    Foto: Of. Holandesa de Flores

  • De porte colgante
    De porte colgante

    • Aporocactus flagelliformis. Interesante tanto por su porte colgante como por sus llamativas flores de color rosa que surgen hacia finales de la primavera, este cactus necesita luz abundante, pero fuera del sol directo. Debe llevarse a cubierto en invierno, ya que no tolera menos de 5 grados.
    Foto: Of. Holandesa de Flores

  • De colores
    De colores

    • Gymnocalycium mihanovichii. Endémica de Paraguay, esta especie que forma racimos globosos rojos, magentas o amarillos, suele verse injertada en otros cactus. No tolera el frío (10º) y exige un sustrato más ácido que la mayoría.
    Foto: Of. Holandesa de Flores

  • De feroces espinas
    De feroces espinas

    • Ferocactus sp. Provistos de largas y feroces espinas, estos cactus del desierto empiezan siendo globulares pero se vuelven columnares con el tiempo. Son verdes o verdeazules. Florecen en verano.
    Foto: Of. Holandesa de Flores

  • Con aspecto de cerebro
    Con aspecto de cerebro

    Mammillaria haageana spp. Elegans. Este cactus con aspecto de cerebro es nativo de México. A sus curiosas circunvoluciones se añade el color blanquecino que producen las innumerables espinas que lo recubren. El género incluye más especies de cactus con forma de bola: Mammillaria pringlei, Mammillaria geminispina ‘Cristata’, Mammillaria mystax ‘Cristata’, entre otras.
    Foto: María Losseau

Reportaje completo nº 64 >> página 28