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Un terrario, una maqueta viviente

Reproducen en casa rincones vivos de desiertos, bosques y selvas para que vistosos lagartos, geckos, camaleones, batracios, tortugas o serpientes habiten un entorno parecido al de su vida en libertad. Los terrarios son una afición que en realidad combina tres: mascotas, jardinería y maquetismo.

Un gecko leopardo (Eublepharis macularius) en un terrario. Este fascinante animal se adapta bien a la vida en cautividad. Copyright: iStock / Windzepher

Un terrario es una venana a la Naturaleza, pero el aficionado no es un espectador pasivo: arma esos rincones salvajes, cuida los animales, mantiene sus elementos y practica una minijardinería si incluye plantas, por ejemplo helechos, bromelias o pequeños ficus para hábitats húmedos, o tillandsias y cactus en los secos.

A falta de experiencia, lo mejor es comenzar con un terrario árido sencillo de cuidar y especies duras pero dóciles como el dragón barbudo o el gecko leopardo.
Cada terrario reproduce un hábitat en condiciones controladas. De ahí sus variedades y grados de dificultad. No vive de la misma forma un gecko de zonas desérticas que un anfibio. Por eso la regla de oro es siempre consultar cada detalle al especialista de la sección de mascotas del centro de jardinería. Muchos clientes se fían de los foros pero en Internet también abundan los falsos expertos. La información exacta es clave porque cada especie tiene requisitos muy dispares de temperatura, humedad y luz. En un terrario se pueden criar reptiles como el dragón barbudo (Pogona vitticeps), el colorido camaleón Chamaeleo calyptratus o la serpiente del maíz (no venenosa) Elaphe guttata, tortugas Agrionemys horsfieldii o Chelonoidis carbonaria…

A falta de experiencia, lo mejor es comenzar con un terrario árido sencillo de cuidar y especies duras pero dóciles como el dragón barbudo o el gecko leopardo (Eublepharis macularius). Además del terrario desértico o de sabana, son clásicos los de bosque templado semihúmedo o semiseco y los de selva tropical, que suelen ser más verticales para acoger especies de hábitos trepadores.

Todos tienen en común la necesidad de microentornos: paisajes naturales o artificiales diversos, zonas de luz-sombra para poder regular la temperatura corporal, huecos donde refugiarse, tales como pequeñas cavernas o troncos, y cascadas o charcas para las especies anfibias (acuaterrarios), como los sapos Bombina orientalis. Es importante que estos animales se adquieran en sitios que cumplan con el Convenio Cites de protección de las especies amenazadas.

Los componentes del terrario

Para equilibrar la iluminación y la temperatura los terrarios cuentan con lámparas de luz infrarroja o ultravioleta, y para controlar la humedad (del 20% a más del 80%), con humidificadores o sistemas de lluvia por goteo en los terrarios de pluviselva. A estas piezas básicas se añaden extras que regulan los niveles, por ejemplo termostatos, temporizadores, ventiladores y placas térmicas. Incluso existen lámparas que simulan la luz lunar cuando los animales son de hábitos nocturnos. Se puede adquirir el terrario en kit, con todos los componentes para armarlo en casa, o terrarios básicos ya montados a los que se les añaden luego más elementos. También se pueden encargar por completo en la tienda, plantas incluidas.

Hibernación y reproducción

Algunas especies de terrario necesitan un periodo anual de hibernación. En ese caso, por lo general hay que mudarlas a una caja provista de una cama de sustrato mullido y mantenerla a la intemperie en una terraza, un balcón o junto a una ventana.

Otro momento clave es el proceso de puesta de huevos e incubación, en el que es muy importante la temperatura. Para el momento de la eclosión es esencial que las crías dispongan de una cama con fibras cortas y poco apelmazadas para poder emerger fácilmente a la superficie.

UNA ‘CAMA’ ÓPTIMA PARA EL TERRARIO

Un sustrato óptimo mejora mucho la calidad de vida del animal de terrario.

• Debe tener un nivel preciso de pH —nunca ácido y con la dosis exacta de cal— e incluir turbas naturales y arcillas de tipo bentonita que al absorber las heces y humedades evitan la aparición de mohos.

La estructura debe ser firme a las pisadas pero a la vez mullida para que el animal pueda enterrarse durante la hibernación o las crías puedan surgir.

En tu centro de jardinería encontrarás un sustrato de estas características, listo para usar y con la seguridad de que estará libre de riesgos habituales en arenas o tierras caseras como la presencia de polvo irritante, abonos ácidos y cuarzos o minerales que al mezclarse con la comida causan oclusiones intestinales mortales. Eso sí, por bueno que sea el producto, la limpieza de heces y otros desechos debe ser frecuente.

Agradecemos a Juan Galindo, director para España y Portugal de Floragard, y a Francisco Moreno, experto en terrarios del centro de jardinería Los Peñotes, su colaboración en este artículo.

Más información:

Geckos, reptiles de ‘diseño’, Verde es Vida nº59, página 48 (ver en la web)

A paso de tortuga, Verde es Vida nº49, página 46 (ver en la web)

 

  • La serpiente de maíz
    La serpiente de maíz

    La Elaphe guttata es un vistoso ofidio que se puede criar en casa en un terrario.
    Foto: iStock / Pokosuke

  • Un colorido camaleón
    Un colorido camaleón

    El Chamaeleo calyptratus es un animal solitario que necesita un terrario espacioso y frondoso. El macho es más vistoso que la hembra.
    Foto: Joachim S. Mueller

  • El dragón barbudo
    El dragón barbudo

    Al Pogona vitticeps se lo llama dragón barbudo por las largas escamas que luce debajo de la mandíbula. Es un reptil que se deja tocar. Foto: Frank Paul Silye

  • La tortuga rusa
    La tortuga rusa

    La tortuga Agrionemys horsfieldii está gravemente amenazada en sus hábitats de origen. Si quieres criar una en un terrario asegúrate de que su origen es la cría especializada.
    Foto: Melania Hernández

Reportaje completo nº 76 >> página 40