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Cómo preparar la llegada de un cachorro

¿Estáis pensando en incorporar un cachorro a la familia? Lo primero es meditarlo seriamente entre todos teniendo en cuenta la gran responsabilidad que ello implica. Si finalmente os decidís, será necesario abordar en su conjunto una serie de aspectos para que se integre de la mejor manera.

La integración de un cachorro en la familia debe ir acompañada de una serie de enseñanzas para que la convivencia sea buena desde el comienzo. Copyright: iStockphoto

Una vez que la familia se ha decidido a compartir su vida con un perro lo primero sería pensar cuál va a ser el sitio del cachorro: ¿dónde dormirá?, ¿dónde hará sus deposiciones hasta que se acostumbre a hacerlo en la calle?, ¿por dónde se le permitirá moverse en la casa?

Adoptar o comprar un perro debe ser siempre el resultado de una decisión tomada con responsabilidad, nunca por impulso o la ligera. Introducir un perro en casa implica un compromiso.
En respuesta a la primera pregunta: el momento se presta para acostumbrarlo a usar un transportín, que le servirá de madriguera donde resguardarse si tiene miedo o para dormir… y muy útil también para llevarlo de viaje, al veterinario o a la peluquería. Lo ideal sería dedicarle un sitio de la casa más o menos grande, lejos de los dormitorios, delimitado a modo de corralito, para que ese sea su espacio. En su interior deberá estar el transportín con una manta o una toalla en el fondo para que pueda estar cómodo o morderla si se aburre, su cuenco de agua (siempre limpia) y juguetes de distintas formas y colores que sean aptos para cachorros.

Para que pueda hacer sus deposiciones es necesario que cuente con una zona con un empapador para recogerlas (se debe cambiar cada vez que lo ensucie), lo más alejada posible del transportín.

La importancia de la comida

El cachorro debería ser separado de la perra con ocho semanas como mínimo, para estar seguros de que ya no toma leche, ha recibido las lecciones maternas de inhibición de la mordida (la perra se lo enseña cuando empieza a indicarle cuándo puede o no comer) e incluso las normas de higiene.

Para dar valor a la comida y los premios en forma de golosinas para perros (que servirán más adelante para su entrenamiento), nunca se debería dejar que el cachorro coma cuando quiera. El cuenco de comida debe ponerse a su disposición en ciertos momentos del día; si no quiere comer, después de un rato prudencial se debe retirar hasta la siguiente toma (según las indicaciones del fabricante del pienso o el veterinario). Este es el mejor modo de saber si come o no; de no hacerlo en varias ocasiones habría que consultar al veterinario. Pero, además, permite planificar las comidas, regular sus digestiones, controlar si ingiere o no alimentos, se empacha o se indigesta, aspectos clave sobre todo al principio.

Antes de traerlo a casa se debe averiguar qué alimento estaba tomando para intentar darle el mismo. Si no fuera posible, lo mejor es comprar un saco pequeño de otro y observar si le gusta y lo tolera bien. En esta etapa, los cambios de alimentación pueden resultar perjudiciales.

Enséñale a no morder

Si el cachorro no tiene inhibición de la mordida puede hacer daño al jugar. Una forma de solucionar este problema es esperar a que te muerda para en ese preciso momento dar un grito agudo y lo suficientemente fuerte para que sepa que te ha hecho daño. El juego debe cesar de inmediato tras el grito, incluso marchándote. Si estaba fuera de su corralito le debes llevar allí y dejarlo solo unos minutos; así aprenderá que cuando muerde y hace daño se acaba la diversión. Regresa para jugar otra vez con él un rato y dale una pequeña chuche justo antes de irte para que asocie que jugar sin hacer daño además de divertido tiene premio. También es importante dejarlo solo para que aprenda a estar sin la familia y evitar en un futuro problemas por separación e hiperapego.

Evitar el abandono con una decisión responsable

Adoptar o comprar un perro debe ser siempre el resultado de una decisión tomada con responsabilidad, nunca por impulso o la ligera. Introducir un perro en casa implica un compromiso, como si de un contrato se tratara, respecto a esa vida que a partir de ese momento será obligado cuidar y proteger. Un aspecto importante a considerar es la serie de gastos que conlleva tener una mascota, sobre todo un perro: alimentación, veterinario, higiene, juguetes, correas, transportín, entrenamiento... Es clave pensar de antemano si se pueden o quieren afrontar. Asimismo se debe valorar si se le podrá dedicar tiempo (paseos, salidas), qué se hará con él durante las vacaciones y ausencias… En España, 384 animales son abandonados por sus dueños cada día, es decir, más de 140.000 al año, según un reciente estudio de la Fundación Affinity, el récord europeo. El dato merece una seria reflexión acerca de si seremos capaces de compartir nuestra vida con una mascota.

Agradecemos a José Antonio Vázquez, adiestrador profesional de perros y fundador de Border Collie Magazine, su colaboración en este artículo.

  • El aprendizaje de las normas de higiene
    El aprendizaje de las normas de higiene

    El momento de empezar a enseñarle al cachorro las normas de higiene depende de la edad, la vacunación y de si ya puede salir a la calle. Al principio conviene sacarlo frecuentemente, cada dos o tres horas un ratito y algunas veces en paseos un poco más largos, aunque sin abusar: recuerda que es un bebé y necesita descansar. Cada vez que haga sus deposiciones en la calle hazle saber que lo ha hecho bien —“¡Bravo, chico”!, ¡“Muy bien!”— y dale una pequeña chuche. Lo que no debes hacer es castigarlo si lo hace en casa; en ese caso, se limpia y punto. Obsérvalo para saber cuándo necesita salir a la calle; si bebe mucha agua o come tendrás que sacarlo pasado un rato (no sirve de mucho si ya ha hecho sus deposiciones en casa). Este aprendizaje exige dedicación, por eso la llegada de un cachorro debería producirse solo cuando podamos disponer de tiempo.
    Foto: iStock / Alex Sokolov

Reportaje completo nº 77 >> página 46